"Un hombre libre en nada piensa menos que en la muerte,
y su sabiduría no es una meditación de la muerte,
sino de la vida"
("Ética" - Baruch Spinoza)
- Estoy mamado, quiero suicidarme, estoy pensando es en un medio original para hacerlo. Es que por mi fuera, cogía un bus de incógnito a cualquier parte y una vez allá, me suicidaba.... y quien sabe, estando allá, quizá me arrepiento
Y como me cogió de bajada, mi respuesta no pudo ser mas dura:
- Pues sería una lástima
- ¿Qué? ¿Que me arrepienta?
- Si. Si eres incapaz de lidiar con tu propia vida, estás mejor muerto
Es obvio que no ganaré una medalla a la diplomacia con esa respuesta, pero de por sí, siempre he sido una persona que condena (si: no discuto, ni repruebo, de plano, condeno) el suicidio, y todo de forma muy alejada de mis creencias... llamémosle religiosas, a falta de una palabra mejor, aunque mis motivos no tienen nada que ver con la religión; Y dentro de esto una aclaración: Condeno el suicidio de una persona sana. La eutanasia es un tema muy espinoso para tocar ahora, pero alguien con dos brazos y piernas y que no sufre dolores diferentes a los existenciales... a Ese suicidio es al que me refiero.
Soy de las que piensa que el dolor emocional siempre, siempre, siempre puede superarse. Conozco gente que ha superado los dolores existenciales más terribles que se me ocurren (la pérdida de quien los ha acompañado toda la vida, sea la pareja, el padre, la mascota... y la pérdida de un hijo). Y aunque mejor que nadie sé cuán fácil se puede somatizar un dolor...la raíz de ese dolor que es la mente, siempre puede tratarse.
Uno de los motivos por el que condeno el suicidio es por el egoísmo que significa hacerlo. Pues como mi vida es mía, puedo disponer de ella como me parezca y no pienso en qué daño puedo causarle a otros. Yo lo viví. Tengo (bueno, tuve) una familiar que por una depresión muy fuerte, soltera, sin niños, que ante la imposibilidad de conseguir el empleo que quería (también es que se sube uno las expectativas...) decidió que bastaba de esperas y desengaños y fue a La Calera a colgarse de un árbol. ¿Lo primero que dijo la familia? (ella no era familiar de sangre, era familia política, lo que hace que se mostran inusualmente duros con su proceder) "pues cómo la mamá también se suicidó....".
Y no es que crea en las maldiciones hereditarias, pero es un hecho que las estadísticas comprueban: si uno de los padres se suicida, aumentan considerablemente los riesgos de que uno de los hijos lo haga también (y no lo digo yo, lo dicen los estudios) así que me parece bastante miserable simplemente quitarse la vida sin pensar en eso es puro egoísmo. Y dentro de eso, están los padres que se matan sin pensar qué será de la vida de sus retoños... Yo por ejemplo me pregunto qué pensará Frances Bean Cobain del destino (o desatino?) que su padre eligió.
Lo peor de los suicidas dentro de su elección de cobardía (por qué no? un simple corte en mi brazo y así dejo de hacer el esfuerzo de sufrir con cada inhalación del aire...) es que, si se salvan (o se arrepienten...) estarán siempre en riesgo de volver a pensar en esa alternativa como vía de escape; alguien que alguna vez pensó en el suicidio lo volvera a pensar en ello como la escapatoria definitiva.
Y sin embargo creo que una gran mayoría de las personas hemos pensado en hacerlo en un momento de la vida, así sea por un instante fugaz, aunque de igual modo una enorme cantidad descartan ese pensamiento de inmediato.
Somos libres?
Somos lo bastante libres como para no pensar en las cosas que nos hacen daño, sino, como dice Espinoza, más bien pensar en lo maravilloso que tiene la vida?
Si es así, podemos ver la fabulosa obra de Bill Thomas y su serie sobre el suicidio... Él prefirió enfrentar esos demonios con la fotografía (si se diera el caso, yo lo haría con la escritura y un amigo mío lo hizo con su pintura) y de ese modo exorcizarlos.
Lo peor de los suicidas dentro de su elección de cobardía (por qué no? un simple corte en mi brazo y así dejo de hacer el esfuerzo de sufrir con cada inhalación del aire...) es que, si se salvan (o se arrepienten...) estarán siempre en riesgo de volver a pensar en esa alternativa como vía de escape; alguien que alguna vez pensó en el suicidio lo volvera a pensar en ello como la escapatoria definitiva.
Y sin embargo creo que una gran mayoría de las personas hemos pensado en hacerlo en un momento de la vida, así sea por un instante fugaz, aunque de igual modo una enorme cantidad descartan ese pensamiento de inmediato.
Somos libres?
Somos lo bastante libres como para no pensar en las cosas que nos hacen daño, sino, como dice Espinoza, más bien pensar en lo maravilloso que tiene la vida?
Si es así, podemos ver la fabulosa obra de Bill Thomas y su serie sobre el suicidio... Él prefirió enfrentar esos demonios con la fotografía (si se diera el caso, yo lo haría con la escritura y un amigo mío lo hizo con su pintura) y de ese modo exorcizarlos.
O podemos reírnos con este montaje musico teatral:
"Centro de Atención al Suicida" - Les Luthier
Porque no hay problema tan grande que no podamos reírnos de él.
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