Incógnitas

Una de esas cosas que se quedarán para siempre en el baúl de la curiosidad (junto a los "Y si....") es cómo me hubieras llamado (y por supuesto, cómo te hubiera llamado yo) si hubiéramos estado juntos.
Pero juntos-juntos, claro, no esos minutos robados a un sueño, no esas fugaces salidas cogidos de la mano, en medio de un "esta vaina no puede ser".
A mi eso de ponerle nombrecito a la pareja me daba repelús cuando era chica y me refería al de turno por su nombre, después pasé a usar su nombre, pero ojo, el nombre que nadie más usaba (por eso mi ex es "javier"... además que su primer nombre es bien horrendo...) costumbre que aun conservo hasta cierto punto y luego sucumbí... Es que hay personas a las que el solo nombre no basta y uno se quiere embobar llamándole con mil nombres, cada uno más cariñoso (y pendejo) que el anterior.
Sé que si te preguntara ahora no sabrías contestarme, porque no es lo mismo lo que pienses ahora que el nombre que surge en medio de un minuto de amor...

Lady Heather

Es uno de mis personajes femeninos favoritos... Incluso durante algún tiempo en mi vida usé su nombre como seudónimo.
Es bella, fuerte, fascinante...
Solo apareció en seis capítulos y eso bastó para dejar huella imborrable.
Gil Grissom al fin no se queda con ella, elije a Sidle, lo que me parece un error: Sara es una niña y Heather una mujer. Y está claro que Gil necesita una mujer. Hecha y derecha, capaz de descifrarlo, de argumentarle... de ganarle al ajedrez y también de tranquilizarlo con una taza de té.
He aquí sus apariciones:
Temporada 2, capítulo 8 - Esclavas de Las Vegas






Y dos frases:
  • Hija: hay muchas cosas que puedes darle a un hombre: tu cuerpo, tu tiempo... Hasta tu corazón. Pero lo que no debes darle jamás, jamás en la vida, es tu poder.
  • Pero lo que más dice de alguien es lo que le asusta...
Temporada 3, capítulo 15 - La caja de Lady Heather

Y algunas frases:
  • -Usted puede decir "basta" - Dilo Tú
  • O... Nuestra mañana (se necesita mucha atención para entender por qué esta frase es importante)
  • Creo que acaba de decir "Basta"
  • - Te debo una disculpa   - Las disculpas son palabras
Temporada 6, capítulo 15 - Los piratas del Tercer Reich


Algunas frases:
  • Las personas personas que no respetan los libros tienen un descuido general por mantener completas las cosas...
  •  Perdiste el derecho a darme consejos hace mucho tiempo, pero gracias
  • La ira es más fuerte que la repulsión... La gente usa el sexo por razones menos valiosas...
Temporada 7, capítulo 23 - El Bueno, El Malo y la Dominatrix

Algunas frases:
  • ¿Puedo decir no?
  • No respondo bien a los hombres que me juzgan... basándose en mi profesión
  •  - Estás aquí como profesional? -Hay alguna diferencia? - Para ti quizá no...
  • - Déjame sola... No tienes que salvarme...  - Lo sé. Y ¿Qué se supone que haga? Soy tu amigo
Temporada 9, capítulo 5 - Olvídate de todo

Algunas frases:
  • ¿Cuándo fue la última vez que dormiste bien?
  • ¿Me dejas tocarte?
  • ¿Soy tu secreto?
  • Muchas relaciones... Mueren, antes de terminar, pero sigue siendo un duelo... Lamentas la pérdida, tus sentimientos te confunden... Pero a veces te sientes aliviado, todos lo hemos vivido pero nadie quiere admitirlo.
  • No tomar una decisión fue tu decisión.
  • Quédate el tiempo que quieras...
  • - Heather... Quédate.
Temporada 11, capítulo 19 - Desatada

Más frases:
  • No le prescribí tres noches en el calabozo.... Le sugerí que se expresara por medio de juegos de rol...
  • Creo que tal vez es más simple que eso.. sus supuestos están basados en una falsa premisa...
  • Un Rey no es nada sin sus súbditos... Ellos lo defienden, ellos lo elevan, sin ellos es solo un hombre.
  • Supongo que terminamos. Por ahora.
  • - No puedo contestar su pregunta -No le hice una pregunta -Claro que si ¿por qué mas vendría?
Si tuviera que hacer un listado de sus frases celebres no tendría para cuando acabar...

En busca del príncipe encantado

Presenté este escrito para un concurso de un diario. Es obvio que no lo gané porque no lo han publicado después de casi un mes. Deje así.

Una vez más, como sucede cada 2 años, se acercan los pretendientes (también las “pretendientas” pero en este caso el lenguaje políticamente correcto no es relevante y hablaré en masculino, que el 90% son de tal género), al último cuarto de la torre más alta, prometiendo que, esta vez sí, van a pavimentar la calle que pasa frente a mi casa, convertirán el potrero de la parte de atrás en parque y limpiarán el rio que está junto al barrio.
Se acercan subidos en sus caballitos (de batalla) y ofrecen, como prenda de su amor, alimentos (típicos, como tamales o lechona) o material de construcción (tejas y ladrillos), junto a promesas que se lleva el viento.
Ni hablemos del color del príncipe, porque puede ser azul desteñido, agresivo rojo o agónico amarillo. No deja de ser curioso que los pretendientes que tratan de salir de este colorido espectro (casualmente el de la bandera) no resisten lo suficiente, como el verde mustio. Hay quienes lo eluden untándose de los tres colores pretendiendo representarlos todos.
Dejan de recuerdo sus tarjetas de visita, que por un lado tienen el calendario del mundial o sus logros y trayectoria, nunca lo que prometen, no vaya uno en un par de meses a sacarles la tarjeta, reclamando el cumplimiento de “lo puedo escribir en piedra”.
Por el otro lado tienen su foto sonriendo desde el Photoshop, muchos con la inquietante postura de brazos cruzados (anticipando lo que harán si resultan elegidos), cuando no se desnudan, en un terrible intento por demostrar que no tienen nada que esconder.
Algunos vienen acompañados por sus delfines, porque en este reino el poder se pasa de generación en generación y es bueno ir entrenando a los herederos en la principesca tarea de usar transporte público de vez en cuando (nunca en hora pico) y en alzar bebés para subir en las encuestas.
Mientras tanto suenan en la radio sus campañas de publicidad política gratuita, se ven sus afiches y sus panfletos, entregados por desganados ayudantes con plena conciencia de que el dinero que se les pague por tal labor será lo único bueno que saquen del advenimiento del príncipe, el que, esta vez sí, nos va a arreglar la vida.
Y así seguimos en este reino del desconcierto, el país del sagrado papel, tratando de encontrar la mejor opción para elegir, aunque el príncipe venga, como cada dos años, con el simulacro de hacernos creer que decidimos, que el futuro rey de este caos no ha aceitado ya sus maquinarias y está elegido de antemano.
La canción de la imagen es esta: