Sunny Day

Una vez más, salí de paseo contigo.
Y aunque ya es tradicional que escriba sobre nuestras salidas... A veces me tardo.
Sigo escribiendo aunque sé que al cambiar la dirección de este blog, le perdiste el rastro y nunca me preguntaste de nuevo por él. Sé que lo que escribo no es tan interesante.
Pero vi esta frase y viniste de inmediato a mi mente.

Siempre caminamos muchísimo, tomados de la mano, sin falta almorzamos...
Es tan escaso el tiempo contigo que trato que nos veamos desde la mañana temprano... todo lo temprano que se puede lo lejos que vivimos uno del otro. Tu pones tu granito saliendo de tu pueblo y yendo a uno mucho más cercano -y el transporte vale menos...- 
Comemos algo que en el 99% de las ocasiones tiene carne y picante y hablamos más aun.
Eres uno de los dos únicos hombres que no pone reparos en ver vitrinas conmigo y hacemos chistes sobre las cosas que venden. Varias veces he comprado cosas contigo. Desde comida hasta algo de ropa. Incluso has sido testigo de mis quejas de niña consentida por no poder comprar ese bonito delantal.
Pero claro, me desvié.
Te recordé porque contigo nunca hablamos de gente. Ni siquiera de las personas que conocemos, si acaso los mencionamos muy de pasada. Hablamos, si, de cosas: de mi talla de zapatos, de cómo revivir el color en los adornos de plástico, de las esencias que huelen más delicioso y por supuesto, hablamos de comida...
...Esta vez le tocó el turno al suero costeño... Ojalá la próxima le toque al sandwich peruano y sus salsas...
Pero fundamentalmente, hablamos de ideas.
Y no es que por eso me crea extraordinaria, es que quizá me pongo extraordinaria cuando estoy contigo.
Hablamos de tus escritos y de los míos, de tus chicas mágicas y después de que me oyeras hablar muy detalladamente acerca de mis aventuras con la accesibilidad, empezamos (bueno, lo admito: tú empezaste)  a elucubrar cómo crear un dispositivo móvil para sordociegos, uno de los niveles de discapacidad más desafiantes y profundos.
Que si con vibración, que si con movimiento, que si con electricidad...
Que cómo se haría para fabricarlos y cómo hacer que la gente común los deseara para que la producción fuera en masa y por tanto, más económica...
Que si algo adicional o si se podría insertar en un celular normal, que si en  una manilla o en la carcasa del móvil, que si en morse  o sería mejor crear un lenguaje propio...
Hablamos de ideas...

Freddie Mercury

Al fin hace poco me ví "Bohemian Rhapsody" la BioPic de este genial artista británico. No voy a resumirla y ni siquiera a criticarla, seguro van a encontrar información de sobra, pero voy a comentar dos cosas sobre el tema.
Mi papá, patriarca venerable y tradicionalista, que encuentra difícil aceptar la homosexualidad (a pesar de tener un hermano gay, mi tío, una "loca" divina y fashion) hace ya muchos años hizo un comentario, que me asombró sobremanera:
"Freddie Mercury es un man muy atractivo. Qué hombre tan masculino"

Cuando vimos la película volvió a comentarlo, hablando de la buena caracterización de Rami Malek.
Y hablando de la relación entre Jim y Freddie dice "Eso rozar bigote con bigote no debe ser muy rico..."
La película me pareció buena, aunque, como siempre que veo una película "basada en hechos reales" me pregunto qué tan reales son los hechos reales.
Menos mal estos muchachos me solucionan la duda: informationisbeautiful.net tiene un listado donde se compara la película con la vida real. Con un 79% Rhapsody no está mal (top 10 de las analizadas) y por lo que vi, más bien las cosas se movieron de fecha, más que fabular o cambiar cosas... aunque en absoluta realidad es 50-50... y ninguna película es 100% real. Relajemos el pony.
Cartel de la película
Lástima que no mostraron a Freddie siendo Padrino del primer hijo de Mary Austin (a quien siempre definió como "el amor de mi vida" y con quien llevó una relación tan extraña que merece un buen análisis de mi parte...), porque estoy segura que adoraba a ese bebé y debió ser alcahueta y encantador.



Como sea, de toda la película hay una escena que me pareció conmovedora y para ello debo retomar mi historia personal.
El prom, ese evento educativo social que marca el final de la secundaria en mi época se caracterizaba porque cada promoción elegía una canción, algo así como su himno. Yo me eduqué con monjas muy liberales y la música, lecturas, vestimenta y demás no eran censurados.
En mi época, la canción que más proms de muchos colegios (obvio, nunca los de los diversos cursos del mismo colegio eligen la misma) habían escogido era "We are the champions" que debo decirlo, es una excelente elección. Y en mi colegio se hacía un montaje en la despedida de curso con la canción del ultimo grado y el del penúltimo. Y como no podía dejar de ser, la canción del último curso era esa. Al fin y al cabo eran los Champions. 
Pero yo no estaba en ese curso, me faltaba un año para graduarme. Y nuestra canción también era de Queen: We will rock you:



"We Will Rock you" - versión de la película


...Aun hoy, escribiendo esto se me humedecen los ojos al recordarlo...

Entramos a la cancha con el taconeo y el aplauso y tras ponernos en formación gritamos la canción (en especial el coro, por supuesto) con todo el entusiasmo del mundo.
Salimos de igual manera, entre los aplausos entusiasmados de todo el colegio y entramos al que era el salón de 8 creo (pero que cuando entré al colegio era el de 7 y yo había estudiado en esa aula, precisamente) y gritamos felices y entusiasmados. Yo no grité, tenía los labios ocupados en besar a quien era mi novio de esa época: Jova. Fue una de las pocas ocasiones en que nos besamos en público, porque siempre fuimos muy discretos con nuestra relación, pero la emoción del momento lo justificaba. Vernos en esas aumentó los silbidos de entusiasmo y los gritos de nuestros compañeros, aliados a ultranza de esta relación...
... fue un momento tan feliz...
La infancia tranquila y sin preocupaciones...
El dulce amor de la adolescencia, cuando aun había tiempo para compartir...
La buena música que regresa a tu vida...

... del amor

Nada cuesta más que definir el amor...
Mi amor es lo suficientemente...
¿pesado? ¿denso? ¿profundo? ¿viscoso? ¿grande? ¿largo? ¿ancho? ¿alto?



"How deep is your love"


...Como para hacer planes...
y también para renunciar a ellos...
...para dar un apoyo más efectivo que solo buenas palabras y buenas intenciones...
Para no desanimarme ante los problemas y los contratiempos.
Para dejar conversaciones sin respuesta.
Para gastar mi tiempo y dinero para compartir tan solo un poco...
Para tratar de entender.
Para no desfallecer...
Es difícil definir al amor... puede que no sea muy grande, al uso normal...
...pero que algo sea muy importante no significa que no pueda ser muy pequeño...
Mi amor es solo una cucharadita de estrellas...

Pero definir el amor es tan difícil...

No querer

Una de las cosas que más odio es que me tengan lástima. Por eso muchas veces cuando estoy triste, mi defensa es enfurecerme. Nadie siente lástima por un león herido.
Por eso mi vida privada es tan privada, para que cuando lleguen mis desgracias nadie pueda compadecerme. Para que nadie vea cómo me derrumbo.
Solo me siento cómoda llorando con dos personas en el mundo. Con nadie más. Y las que me han visto llorar no deben llegar ni a una docena.
Siendo así las cosas, algo tan privado como mis enfermedades me las quedo para mi. No le cuento a nadie qué me pasa o qué hago para sobrellevarlo.
Ni manipulo con el "Me estoy muriendo, corre al culo mío" del que conozco no menos de tres casos.
Los únicos dulces que extrañaría, si no fuera porque son muy caros y ya no se consiguen en el país.
Qué suerte, creo
Desde que a mi papá le diagnosticaron diabetes, empecé a cuidarme de dulces y azúcares para nada, porque igual mi cuerpo y mis genes me traicionaron.
Y eso me tiene desanimada.
Me lo advirtió la tercera doctora: "No se entristezca, no se deprima, que eso también le hace mal"
Qué me queda entonces?
Enfurecer, quizá.
Comer media docena de pastillas repartidas a lo largo del día, flagelarme si olvido alguna, seguir tomando mucha agua, igual los dulces ya no los comía y seguir esquivando el azúcar que en este mundo está omnipresente: salsas, panes, pastas... 
Nunca he probado las drogas (por lo mismo que nunca he deseado acercarme a pitonisas u horóscopos: no deseo que un ente externo controle mi vida) pero el potencial adictivo del azúcar es tal que podría entrar en mi clasificación excepto que...
Sé que puedo prescindir de él, de la forma como he dejado atrás viejos amores:
No queriendo más.
Son tan difíciles de conseguir y tan costosos, que si los encuentro me los mando igual
Y es así, como por ejemplo dejé, hace ya años, de beber gaseosas (alabado sea el Monesvol porque siempre me ha gustado el agua), rara vez probaba un chocolate y empecé a ser muy rigurosa con la cantidad de azúcar que contiene un producto.
Solo bebía alcohol con dos personas y de manera muy ocasional (igual mi pequeño alijo de tres cervezas especiales me estará esperando, para una ocasión especial), así que no sentiré mucho dejarlo y empezaré a no querer pan, papas fritas o salsas en una hamburguesa.

Hay tantas cosas que he dejado de querer o que he postergado en el tiempo que una rosquilla o unas galletas o una dona (que igual nunca me gustó especialmente) no serán para tanto.




Lo aburrido, a la larga, no es uno, sino los demás.
La mirada cuando uno saca su colección de pastillas (Y si me compro un pastillerito pequeño y coqueto? al menos para las pastillas del almuerzo, que son tres), la evidente incomodidad cuando uno ya no puede comer lo mismo que ellos... si es que no es el tipo de "por comer eso no le pasa nada"...
Y no, la enfermedad no me pone mal, pero agrava las cositas malas que suceden en el día a día y me debato en el temor de estar más grave de lo que creo (y no admitirlo por soberbia) o estar somatizando cosas sin importancia.
Dejar de querer, sin llegar al extremo de dejar de querer estar viva.
Dejar de querer.

Estar Poeta

La poesía...
La poesía no pertenece a aquellos quienes la escriben, sino a aquellos que la necesitan.
le contesta Mario Ruopolo, el cartero, nada menos que a Pablo Neruda en la película Il Postino
...Poesía eres tú!
Le decía Gustavo Adolfo Becker a su amada.

Y es que en mi sentir, la poesía no es tal hasta que alguien se apropia de ella.
Hay frases muy sencillas, que después de pasar por un corazón enamorado, como un montón de masa se convierte en pastel después de pasar por el horno, tienen un sentido abrumador:


Mi primer contacto con la poesía viene, justamente, de Pablo Neruda, el Poema XV en una versión fusilada* (lo que no supe sino hasta años después) por mi hermano mayor, el cual debo decirlo, lo hacía muy bien. Fusilar, digo, porque no recuerdo haberle leído algo de poesía suya que fuera original.
Por supuesto, he intentado escribir poesía (quizá, como dijo Juan Sebastián Naranjo, debería llamarle "Popoesía") con discutible éxito.
En el colegio gané simpatías (y muy, muy poco dinero) escribiendo inspiradas poesías y cartas de amor para mis compañeras y compañeros. Eran muy apreciadas por los beneficiarios (quien lo encargaba y quien lo recibía) , pero cuando escribía para alguien que era mi objetivo, no me iba tan bien. El problema al parecer era yo, no mis escritos. eran muy populares si no eran para "mi" destinario".  Incluso varias fueron publicadas en un librito del colegio, del que no conservo ninguna copia porque nunca tuve dinero para pagarlo.
Ya hubiera querido que esos ingratos trataran de escribir...
Empecemos con que rimar me cuesta una enormidad, especialmente si quiero salirme de las rimas obvias del "corazón de melón"... 
Envidio a un amigo al que le fluyen las rimas con asombrosa y preciosa habilidad.
Con mucho esfuerzo y para una persona en especial he tratado de escribir sonetos que andan por acá en este blog, básicamente porque al parecer igual nadie los lee... en todo caso nunca ni un comentario, lo que cada vez es más común en los blogs. No me lo tomo personal.
Me han escrito algunas poesías, pocas y preciosas, la primera especialmente, vista desde la distancia es terrible a nivel de escritura, pero es supremamente valiosa para mi.
Para los que García Márquez llamaba "enamorados implumes" está el rico acervo de poesía mundial, donde se puede ver que a la larga, lo que uno siente, no es nada original: otros ya lo han dicho. Y lo han hecho mejor.
Valoro inmensamente que alguien (y más en estos tiempos prosaicos) se tome el tiempo de seleccionar una poesía para mi. Por ejemplo, esta:
Soneto XII  Pablo Neruda
 La poesía de Neruda me da moral: No tiene rimas.
Pero la poesía es más que solo poesía. Está la música. Una buena canción, con una buena letra, es poesía.
Y, no, no hablo de las ocasiones en que un interprete toma un poema y le pone música y lo canta, como en esta bellísima versión de un poema de Rubén Darío, cantado por el maravilloso Pero Guerra: 


"De Invierno" - Pedro Guerra

O un poema llamado "Canción" de Nicolás Guillén, que es muchísimo más conocido en su versión musicalizada:

"De qué callada manera" (Y es que ponerla "Canción" a una canción...) - Sonora Ponceña

Hablo de esas letras que sus autores han escrito con tanto cariño que resultan buenísimas.
Por ejemplo Antología de Shakira, Círculo cerrado de Gatoblanco, Una y Otra vez de Santiago Cruz, Una y otra vez, pero la de Manuel Medrano y Vicio de Juan Pablo Vega... y obvio, esas son solo algunas de las muchísimas que hay.
Noto que todos salieron de la misma nacionalidad 😅El mundo está lleno de canciones de buen ritmo y letras vacías y las puedo apreciar, pero respeto mucho a quienes pueden poner sus sentimientos y los de otros en letras, ya sea poesías o canciones.Yo no siempre lo logro.No soy poeta, disto muchísimo de eso, pero a veces, en muy contadas ocasiones, "estoy poeta", ese estado transitorio en que puedo expresar mis sentimientos en un escrito coherente y eufónico...

* Que además del significado canónico que a la RAE, en mi país se le dice a lo que se copia: desde ropa hasta videojuegos.

Quedarse

Aún estoy descubriendo cómo...

Historias Eróticas

Decía Isabel Allende:
El punto G de la mujer está en el oído. El que busque más abajo, está perdiendo el tiempo y nos lo está haciendo perder a nosotras
Los que me conocen saben que me gusta mucho la lectura y saben que leo de todo y por supuesto cuando uno lee de todo, lee también algo de erotismo.
Pero encontrar buenas historias es increíblemente difícil. Al menos si quieres calidad. 
Basta hacer la más simple búsqueda en internet para encontrar miles de resultados, quizá millones -obvio, lo hice: 9’900.000- pero de que existan a que sean buenos…

Escribir para excitar es complejo, en primera, porque lo que gusta a cada persona es colosalmente distinto. Millones de mujeres que jamás leyeron al Marqués de Sade se derritieron con las 50 sombras de Grey y con un libro tan interesante como 9 y ½ semanas se hizo una de las películas más edulcoradas de la historia del cine presuntamente erótico. Ah! y la canción (que hay que admitirlo es un hit) no hacía parte del libro. En esa época no se usaba tanto ese recurso en la narración.




"You can leave your hat on" - Joe Cocker

Y como segundo, es una cuestión de hallar el estilo adecuado.
De lo peor que pueda tener una narración erótica, al menos para mi, es la referencia directa e inmediata al acto sexual. Un detalle amplio de lamidas y sacudones sin contexto. Sin refinamiento. Sin expectativas.
Una versión escrita de "llegó el repartidor de pizza, le cogió la teta y la poseyó tras la puerta mal cerrada"
Si rebuscan en mis favoritos, verán que he seguido algunos blogs sobre el tema, aun los sigo, pero no suelen escribir con regularidad. Y es que para escribir sobre erotismo se requiere tiempo libre... al menos si se desea hacerlo con calidad.
Aun leo a un par de bloggers de este estilo, una dejó de escribir hace mucho, aunque su blog está activo, y uno de ellos muy interesante porque siempre toma como punto de partida una canción y es lo bastante diestro y elegante para no elegir canciones obvias. Es decir, creo que sería fácil escribir una historia sexual basada en reggaeton.
He llegado a pensar en hacer algo similar, pero me cuesta mucho describir el sexo. Soy buena hablando de amor, los sentimientos fluyen fácil hacia mis dedos y se instalan en mi mente y aunque no censuro el placer por el placer, a mi me cuesta un montón. He tratado de escribir esa clase de relatos, pero me pierdo en el romance. Ni siquiera he llegado a la maestría de lo que mis padres llaman "novelas de solteronas" , cuyo mejor exponente es la Jazmín de Harlequin, de las que poseo dos y no necesito más porque son todas por el mismo corte: una historia de amor tormentosa, y escenas de sexo no muy explícitas, que siempre están enmarcadas en el profuuuuuuuuuuuuundo amor que se tienen los protagonistas, así no lo admitan. En ellas nunca duele la desfloración, los hombres son amantes perfectos y resistentes y las mujeres responden con vergüenza, pero con entusiasmo. Y producen historias como rosquillas y se mantienen de eso. 
Viene a mi mente una frase de mi memorable Lady Heather:
El sexo paga más que la muerte... Y la ropa es mejor
En la ya mencionada página de Harlequin vemos desde a Alison Richardson, Elizabeth Flock, Wendy Markham e incluso Tom Peters (en un género donde hay muy escasos hombres) con solo una publicación, hasta Nora Roberts con el récord de 102 libros de esta clase.
"Novia por correo" - Cheryl St John. Uno de los libros que tengo

Si hasta dos universitarias están pagando sus estudios con Porno de Dinosaurios... Apague y vámonos. Estoy desperdiciando mi vida, caray.
Pero como por variar me desvié un poco del tema.
Si escribiera algo sobre el tema, sería para una persona en específico y trataría de escribir algo de tanta altura, clase y belleza cómo el cuento de Salila y Habib, uno de los relatos más hermosos que he leído y qué tengo incluso en el cel.Para aprender, hay que seguir a los maestros.
Anais Nin y Henry Miller sobrevivieron un tiempo escribiendo relatos eróticos por página a un tipo que se hacía llamar "el coleccionista", quién les reiteraba que "se saltaran la poesía" y concretaran el sexo. Un día, hartos, le escribieron esta carta (y sin cobrar):
Querido coleccionista: 
Le odiamos. La sexualidad pierde su fuerza y su magia cuando se hace explícita, automática, exagerada; cuando se convierte en una obsesión mecánica, llega a ser aburrida. Usted nos ha enseñado mejor que nadie lo erróneo que es no combinarla con la emoción, la sed, el deseo, la lujuria, los antojos, los caprichos, los lazos personales, las relaciones más profundas que cambian su color, su sabor, sus ritmos y sus intensidades.No sabe usted lo que se pierde con su análisis microscópico de la actividad sexual y la exclusión de todo lo demás, sin el combustible que la enciende: lo intelectual, lo imaginativo, lo romántico, lo emotivo. Es todo esto lo que da a la sexualidad sus sorprendentes texturas, sus sutiles transformaciones, sus elementos afrodisíacos. Usted reduce el mundo de sus sensaciones. Lo está marchitando, lo hace pasar sed, lo deja sin sangre [...] No hay dos pieles que tengan la misma textura, nunca hay la misma luz, ni la misma temperatura ni las mismas sombras, ni tampoco el mismo gesto; porque el amante, cuando está encendido por un verdadero amor, puede recorrer la interminable historia de tantos siglos de cuentos de amor. Una enorme gama, enormes cambios de época, variaciones de madurez e inocencia, perversidad y arte, animales graciosos y naturales.Nos hemos sentado para charlar durante horas preguntándonos qué aspecto debe tener usted. Si usted ha cerrado sus sentidos a la seda, la luz, el color, el olor, el carácter, el temperamento; usted debe estar ahora completamente apergaminado. Hay muchísimos sentidos secundarios que fluyen como afluentes de la corriente principal del sexo, alimentándola. Sólo la unión de los latidos del sexo y del corazón puede crear el éxtasis”. 
Anaïs

Sé que ya lo dije, pero lo repetiré.
Si escribiera un texto de esta clase, sería el canto al placer que he compartido con una persona específica. Y trataría de hacerlo lo mejor posible.