Jugar con Fuego

Yo también a veces -solo a veces- extraño eso... eso que solo tu - y no me crees, pero tan solo tú- me dabas y que por tanto, no podré volver a tener. 

Preguntaba Doña Flor:
"¿puede decirme por qué se necesitan siempre dos amores?...
¿por qué a nuestro corazón no le basta con uno solo?"
Era realmente delicioso ser "infiel" con vos, básicamente porque nunca hubo infidelidad en realidad. Yo me dedicaba a hacer malabarismos contigo, a jugar a provocarte, con una pizca de maldad al saber siempre que nunca irías más allá de donde yo lo deseara. Y sabiendo a ciencia cierta que nunca sería muy lejos.


Un vez me decías "uno nunca recuerda realmente a las personas... solo los momentos", pero ¿no ves que sin esa persona -o con otra diferente- el momento nunca hubiera sido igual?


Así que si. Recuerdo esos momentos. Y te recuerdo a tí.

PD: Y de nuevo. Gracias por contestarme.

Para no olvidar

(como si pudiera...!)

Tu vida ya corre lejos de la mía, y es así como debe ser.
Cada uno de nosotros ha tomado sus decisiones y corre en su ruta paralela. Yo con mi felicidad, tu en busca de ella, andas ahora con tu nueva pretensión de pareja, atormentándote porque si, y también porque no...
Entre las canciones que le has dedicado está ésta...

Para no Olvidar

De un tiempo perdido, a esta parte esta noche ha venido
un recuerdo encontrado para quedarse conmigo.
De un tiempo lejano, a esta parte ha venido esta noche
otro recuerdo prohibido, olvidado en el olvido. 
Sentimentalmente para remediarlo, 
voy a quedarme contigo para siempre.
Pero puede que te encuentre últimamente,
entre tanto me confundo con la gente. 
Sentimentalmente nuestro por ahora
es el nido que el olvido ha destruido; 
y si el viento me devuelve a tus orillas, 
serenamente, será dormido... 
Serenamente, será dormido. 
De un tiempo lejano a esta parte ha venido perdido, 
sin tocarme la puerta, recuerdo entrometido. 
De un tiempo olvidado ha venido un recuerdo mojado
de una tarde de lluvia, de tu pelo enredado. 
Como siempre que se cambian los papeles
voy a quedarme dormido en tu cintura,
y si me despierta el día presumido, 
déjame quedarme un poco en las alturas. 
Para qué contar el tiempo que nos queda, 
para qué contar el tiempo que se ha ido, 
si vivir es un regalo y un presente
mitad despierto, mitad dormido, 
mitad abierto, mitad dormido. 
Sólo sé que no sé nada de tu vida, 
sólo me colgué una vez en el pasado. 
Presenté mis credenciales a tu risa, 
y me clavaste una lanza en el costado.
Creo que no te dejé jugar con fuego, 
sólo nos dijimos cosas al oído.
Y si un día te encontrare una mañana, 
será posible, será dormido...
será posible, será dormido...

Los Rodríguez

... que no sé porque siento que refleja algo de lo que vivimos. O para hablar con exactitud, de lo que no vivimos. de esa joda que no pudo ser realidad.

Y si me preguntara el por qué, tu nueva relación me trae las revelaciones que necesito, las pocas piezas de ese puzzle que estás dispuesto a concederme (sin ser consiente de ello, pues no es ese tu propósito...) para que pueda continuar mi vida sin hacerme tan a menudo esa pregunta fatídica (que hoy soy consiente que tu nunca te haces):

"Y si...?"

PD: siempre soñé con que quien es ahora tu ex-pareja estuviera fuera de la ciudad el día de tu cumple, para celebrártelo yo. un poco tarde ocurre eso, claro está.

Con mi música a otro Lao

He reflexionado en estos días; han sucedido cosas y casos.

Antes de entrar en materia, haré un par de reflexiones sueltas, pero relacionadas:
  • Mi papá piensa en el baño (no especificaré qué hace mientras, no creo que sea el caso) y aunque ha tratado de convertirme a su idea, al baño prefiero entrar con un buen libro.
  • En el Gym necesito enchufarme a mi propia música, porque el 95% de las veces la música de Gym es detestable y repetitiva.
  • A veces, mientras oigo mi música en el Gym, olvido lo que oigo y mientras subo y bajo en la elíptica... pienso. Exacto lo que hace mi papá en el baño, pero con más sudor y de pie, además.
Ahora si. Fruto de esas reflexiones de Gym caí en cuenta de una cosa que venía rondando mi mente hace días: todas las personas que han tocado mi corazón o han sido importantes en mi vida, tienen su música, su soundtrack. Y en algunos casos, no es solo que los recuerde por una canción, la canción que pone fondo a un momento especial (que si...), si no que generalmente me han presentado a algún "artista" que de otro modo nunca hubiera escuchado. Haré, pues, una lista a continuación en orden de importancia, trascendencia o participación (importa...?) donde mencionaré brevemente el artista y el quién, sin decir su nombre, solo su suceso en mi vida:

"Marilyn Manson": Si la mayoría de los post de este blog no son por su inspiración, deberían serlo. Al fín y al cabo fue la fuente que me impulsó a crearlo. "Escribir o Morir" era el lema en medio de una de las peores tusas* que he tenido en mi vida y de allí surgió este espacio que empezó como el desahogo del despecho y se ha convertido casi que en un diario secreto.
Todo con él: desde el sexo apasionado hasta el primer concierto. Todo. Es el que en otro post mencioné "me tiene atrapado el corazón". Soy una mariposa que gravitará siempre alrededor de su llama hasta que se decida a apartarme de su vida.
Siendo así, podría poner infinitas canciones de este artista, pues son muchas las que han adornado nuestros momentos, pero elijo esta, especialmente por algo muy bello que me dijo una vez: que de esta canción le gustaban los coros finales, que traducen algo así como que deseaba morir tomado de mi mano:

"The Speed of Pain" - Marylin Manson

"Pedro Guerra": Y éste vendría siendo el segundo a bordo. Tuvimos una dichosa amistad que cada vez se fue haciendo más y más complicada. Incluso en algunas ocasiones se volvió retorcida. Muy retorcida. 
Entre otras cosas que pasaron entre los dos (y que incluyen citas, salidas y la creación de un blog para comunicarse conmigo y que cerró por una rabieta) está que me presentó este excelente artista. Dentro de sus conspicuos gustos musicales, esta belleza ha quedado siempre en mi corazón como su sello personal.
La canción es porque una vez el dijo que le encantaría que alguien le cantara: que esa otra persona especial preguntaba por el, que lo aceptaba y lo amaba totalmente. Supuestamente debería ser yo. Pero dos egos egoístas no pueden llegar a ese nivel de desprendimiento y así las cosas regresaron a cauces más o menos normales y todo lo que pasó (y lo que hubiera podido pasar, que fue lo más) fue tachado de un plumazo.

"Pregunta Por ti" - Pedro Guerra

"Coldplay": Una de las personas que han resultado más importantes en mi vida. Fue la música de este grupo desconocido para mi  -hasta su entrada en mi historia- uno de los factores de unión. Logró hacerme fan sin siquiera proponérselo.
En este blog tiene el dudoso honor de tener el post más largo dedicado a una sola persona. Un recuento minucioso de lo que fue una historia... una historia que no tuvo comienzo y que por ello, nunca tendrá fin.
Aunque las canciones de este grupo me han marcado (hay como 10 que me recuerdan algo acontecido con esa persona) elijo esta: la que le dediqué cuando todo se ¿terminó?

"X & Y"  - Coldplay


"Ricardo Arjona": Si pudiera decir que te tenido un "amante permanente" sería este. Y no porque haya estado poniéndole el cuerno a mi pareja con este espléndido ejemplar (en mi top de bombones es el número dos, aunque debería ser el Número uno, ya que a este si me lo devoré, mientras que al otro no, pero...) sino porque era, en el peor de los sentidos "mi consolador", pues en casos de mucho tiempo en soledad o devastadora ruptura amorosa corría a refugierme en sus arenas movedizas.
Un pecesito escurridizo para mis cacerolas, que quería todo conmigo, siempre y cuando nada fuera muy en serio. aun plazo no muy largo. Semipermanente no más. Y compartido.  Y así, no aguanta. Esta canción fue la última que recuerdo haberle dedicado.


"El Problema" - Ricardo Arjona

La idea de "nominar" los personajes y sus canciones es que, ahora que aprendí a manejar etiquetas del blog, etiquetaré a estos tres personajes con su artista correspondiente, todo a fín de que historiadores futuros (y evidentemente desocupados) pueda hilar estas páginas con coherencia. Y también porque así le facilito al vida a mi Albacea Literario.

*"Tusa" se le dice en mi país al desengaño amoroso... por si no sabían.

Cuento robado


Mi gorda


Qué pronto se ha hecho tarde, mi gorda. Pero te debo esta carta; decirte las cosas que no te dije, o decírmelas a mí. Así es como te llamaban cuando tú no les oías: LA GORDA, inflando la 'o' y la 'a'. Nunca me gustaron las gordas. Ya de niño me daban repelús. Qué extraña palabra: arañas recorriendo la piel. 

Pero tampoco era eso; como madres prematuras las gordas, tan blanditas, tan de apretujar, de amasar. Me gustaba la carne blanda en el codo de mi madre, pero era mi madre. Las madres sí, las madres mejor gordas.

El Antoñito nos presentó. ¿Pili? Pili no es nombre de gorda, pensé, las íes son flacas. Y el Antoñito, con ojos de sapo, partiéndose de risa para sus adentros, porque sabía que a mí las gordas no me gustaban, qué cabrón. Para ti la gorda para mí la modelo, me decía con los ojos. Y yo esforzándome para que no se me notara en la cara y no ofenderte, porque una cosa es que no me gusten las gordas y otra ser un cabrón como el Antoñito, siempre riéndose de todo el mundo, como si él fuera un Adonis y no el adefesio que es, con sus ojos saltones y la saliva como huevos de insecto en la comisura de los labios. 

No, no me gustan las gordas, y tú eres gorda. Aquel primer día salías de la piscina con el pelo húmedo, todavía las gotas cayéndote por la cara redonda, de ensaimada crujiente. No se ha quitado el flotador, recuerdo que pensé al verte, que pensó el niño idiota que hay en mí. Y para colmo, a tu lado una especie de Barbie Morritos, con el cuerpo de plástico y los labios a juego con los pechos, inflados de lujuria los unos, henchidos de soberbia los otros. La bella y la bestia, recuerdo que pensé, que pensó mi niño cruel e infame. 


Y nos sentamos los cuatro en la terraza de un bar, y la tarde fue cayendo, y la bella cada vez más aerodinámica, pero menos bella. En cada gesto, en cada palabra se le desprendía la belleza como polvo de estrellas, que iba pasando a ti, iluminando tu cara. Y te reconocí también bella, pero de una belleza inflada, sin facciones. Y entonces me dieron ganas de golpear allí mismo al hijoputa del Antoñito, siempre mirando a las mujeres como a ganado, como a cosas de usar y tirar. Pero era a mí a quien quería golpear, a mí, que a lo peor no era muy distinto de él. 


Sí, que no se me notara era lo que yo quería. Sólo mirarte a los ojos, a tus manos de mazapán, para no distraerme en tu cuerpo. Y ocurrió que al terminar la tarde ya me había perdido en la profundidad de tus ojos negros, en la melodía de tu risa flaca, aunque no dejaba de decirme no puede ser, no puede ser, que es gorda, que es gorda, para no enamorarme. Y lo confieso, miraba las rodillas perfectas de la Barbie, sus pechos de almidón, para ver si el instinto me rescataba del amor que ya me iba golpeando. 

Pero al llegar la noche, se fueron juntos la Barbie y el Antoñito. Él con gesto burlón, guiñándome un ojo, otra vez como si me dijera 'para ti la gorda, para mí la modelo'. Y allí nos quedamos los dos, rodeados de gente, pero cada vez más solos, más tú y yo, hasta que se acercó el camarero y nos dijo 'vamos a cerrar', porque ya era de madrugada. Y al mirar a nuestro alrededor, descubrimos de golpe las mesas vacías, como si un viento mágico se los hubiera llevado a todos y las horas fueran minutos. Y tú dijiste 'Ay'. Y yo respondí 'Uff', y te acaricié la mano. 

A la mañana siguiente te llamé muy temprano, antes de que fueras al trabajo. "Esta noche has entrado en mi sueño", te dije. Y tú, con esa guasa tan tuya, me preguntaste "¿y he cabido?" Y no sólo habías cabido, sino que empezabas a llenarlo todo, y el mundo entero parecía que estaba aún por estrenar, para que tú le dieras el significado que antes no tenía. Y esa mañana, mi cocina tuvo un lustre imposible y las magdalenas, ya caducadas, se esponjaron nostálgicas en el café humeante, y en la puerta del ascensor sonreí al estúpido con chándal que tengo por vecino. 

Habíamos quedado para la tarde en tu casa. Como te gusta mucho Humphrey Bogart, en el achicharrante mes de agosto me presenté con gabardina, sombrero y un cigarro en la boca. "¿Ha refrescado?", preguntaste al abrirme la puerta, y no había ironía en tus palabras. Luego, a la media hora descubrías el disfraz y empezabas a reír. Y al Humphrey Bogart de pacotilla le tembló el cigarro en la boca. Eras así, joder, con esos despistes que me desarmaban. 

Las paredes las tenías pintadas de verde, de un verde elegante. "Es el color de la esperanza", me dijiste, un pelín cursi. Y luego me fuiste enseñando la casa, y te fui conociendo a través de los objetos, porque cada uno de ellos contaba algo de ti. Esa manía tuya por los símbolos, por los significados. "Nada en este mundo es casual, todo tiene un porqué", me aseguraste cuando quise calzar la mesa coja que tenías en el salón. "Ni se te ocurra; es mi mesa cojita, le quitarías su personalidad". Y no me dio tiempo a replicar, porque ya me estabas desnudando, quizá para descubrir lo que yo significaba. Pero yo tenía miedo de desnudarte a ti, de que tu cuerpo gordo anulara mi deseo, y me dieron ganas de inventar una excusa y salir corriendo. Pero todo era tan natural contigo, que ya estaba besando tus pies gordos, tus rodillas gordas, tu vientre gordo, ¡tus pestañas gordas!, sí, tus pestañas gordas, te dije, y nos reímos. Ah, mi gorda. 

Luego vinieron otras tardes, siempre escondidos en tu casa o en la mía, porque a mí me avergonzaba que nos vieran juntos. Tú lo adivinabas, pero no decías nada, quizá confiabas en que tu amor gordo, enorme, acabara por vencerme. "¿Me quieres un poquito?", preguntabas. "Sí, mujer, cómo no te voy a querer", te respondía, como si me costaran las palabras. Sólo en el dormitorio, sin el mundo, sin los ojos ajenos, se detenía el tiempo y yo me perdía en tu cuerpo, olvidándome de mí, del cobarde que soy. 

En una de mis visitas a tu casa, dejé un cepillo de dientes en el cuarto de baño, y tú, con esa manía por las señales, pensaste que era como poner una bandera en una tierra conquistada, y me abrazaste loca de contenta, pero yo, con los brazos caídos y como un gilipollas, me puse a hacer gárgaras frente al espejo, doblemente gilipollas. Porque no quería ser tu novio de cuerpo entero, sólo caminar de perfil a tu lado en las inevitables salidas, como si no fuera contigo, como si en cualquier momento fuéramos a perder el paso y a desencontrarnos. Hubiera dado la vida por ti, pero no quería pasear contigo de la mano. La gorda y el flaco. Así de imbécil era yo. 

Y llegó el día fatal, de cristales rotos sobre el calendario. Llovía. Ahora llueve siempre que te recuerdo, siempre lloviendo en el recuerdo, que es lo único que me queda, todo yo cubierto de nubes grises, la lluvia golpeando las entrañas y tu mirándome como un sol cuajado de sonrisas, en el recuerdo, con tu gorda generosidad, tu gorda simpatía, tu amor gordo. Yo escondido en los soportales de la plaza, el olor a orín de los pilares. Un meón, el cobarde novio de la gorda. Vienes levantando la cabeza, buscándome, y no ves el coche que se salta el semáforo. Se te viene encima y no lo ves. "Te veo a ti aunque no estés", me decías siempre con tu voz cálida como de pan reciente. No lo ves y el coche te lanza por los aires. Chirrían los frenos, gritos, carreras. Salgo de mi escondrijo. Aspavientos de la gente. Todos con ojos de sapo como el Antoñito. El espectáculo de la muerte. Abran paso, abran paso, suplico, con las piernas temblando, que es mi novia que es mi novia, grito, ¡a buena hora!, que es mi novia. Pero las palabras llegan tarde, descoloridas, lívidas. Estás en el suelo y ya no respiras; se te congeló la sonrisa. Y allí, a tu lado, entre la gente apelmazada, todas las niñas gordas de mi infancia me señalan con el dedo, acusándome. Y ya tarde, demasiado tarde, beso la flor roja que brota de tus labios, los labios de mi gorda, de mi amor, pensé, piensa el hombre triste en que me he convertido. 

Ánimal Léctor 

Nota: Finalista del III Concurso Antonio Villalba de Cartas de Amor

Cuento tomado de http://www.escueladeescritores.com/article225.html y escrito por Eloy Serrano Barroso

Todas las Imágenes son Obras de Fernando Botero

Salvar TU Facebook

Remember, Remember, the five of november...

Anonymous, el grupo sin líderes que busca defender la libertad en Internet a través de métodos no del todo ortodoxos, al parecer han amenazado con liquidar una de las más populares redes sociales, Facebook, para este 5 de noviembre:


Independientemente de si lo harán o no, o de si sus métodos son reprobables o no, me hago eco de un comentario: si atacan a la empresa, los jodidos serán los usuarios. O sea nosotros.

Hemos puesto tanta vida en Facebook que sería un duro golpe si le pasa algo a esa información. Yo llevo publicando desde el 2007 y tengo muchísimas cosas ahi: algunos de los videos publicados en este espacio, fotografías, estados (mis estados son importantes para mi...) "hatching eggs" (huevitos con sorpresas digitales, y que venian en globos de vidrio, macetas con plantas y como seis variedades diferentes), vampiros, Slayers, bebés virtuales, juegos de Uno y entre las pocas cosas que aun juego, mi mascota de Pet Society.

(Un tiempo fui una completa spammer de face con mis juegos, lo admito... :S )

La justicia siempre es para los de ruana, y no espero que la justicia de Anonimous sea diferente en este caso, así que sin entrar a juzgar si lo que hacen está bien o mal (Facebook tiene tantos defensores como detractores, lo cual haría que esta red social sea una obra de arte, al menos en el sentido que lo dice Oscar Wilde*) opino que lo único que importa es salvar nuestra información.

Para ello he creado este instructivo, que espero les sea útil:
 
 
* Wilde dice dos cosas: 1. Que todo artista pone algo de si en su obra, de otro modo es inútil hacerla. 2. Que toda obra de arte verdaderamente valiosa debe generar opiniones diversas. Si todos opinan que es mala, seguro es mala. Si todos dicen que es buena, también es mala, solo que de otro modo. Si no logran ubicar la referencia (no cito textualmente...) está en su única novela.

Cada día pienso en tí...

¿Por qué será que siempre que te pienso me entristezco? ¿Será porque fuiste una historia triste en mi vida?
Una historia que nunca tuvo realmente comienzo y talvez por eso no tendrá final...