Escribo este post para contestar este (y de paso les recomiendo el blog) porque la respuesta se me iba yendo como larga.
La postura de la autora sobre el "con quien (y con cuánto) anda uno" me parece de puro sentido común.
Talvez yo nunca lo habría puesto en tales palabras, quizás porque nunca me senté a meditarlo a fondo. Eso pasa cuando tienes un noviazgo largo, que "sales del mercado" y como que ya no caes en cuenta de ciertas cosas que antes si.
Como regreso al "mercado del usado" pues ese post me puso a pensar.
La postura de la autora es de lo más inteligente (así salten mil tipos a decirnos "perras interesadas" -paréntesis: una vez un tipo me preguntó "Y estás conmigo por interés " le contesté "Sí" cuando frunció el ceño le dije "lo que pasa es que lo que más me interesa de ti eres tu". Ahí ya no supo que decir, pero era cierto. En cierto modo lo sigue siendo-) porque si uno tiene algo que ofrecer, lo menos que espera es una retribución similar, y no es que uno sea interesado, es simple justicia.
Lo malo de los tipos que nunca tienen un peso es que no lo tienen porque, como dice James D. Manson (es el primer comentario del post) "Quien trabaja juicioso se proyecta para tener más ingresos. Eso obliga a la gente a estudiar, a prepararse, a ser competitiva laboralmente hablando.Y gente así es la que no anda sin un peso siempre", es decir, los que no se proyectan para hacer y para ser algo en el futuro, solo para tener. Y el cómo es lo de menos.
Si, claro que hay perras cruzadas con sanguijuelas (también varones, que los mantenidos no son un fenómeno reciente), pero el esperar ciertas cosas a nivel económico de tu pareja no te convierte automáticamente en una chupa sangre desalmada. Porque esperar eso de ustedes no significa que los estemos cogiendo de marranos.
Yo por ejemplo nunca pondría a un tipo en el plan de endeudarse o aplazar un semestre universitario por llevarme de vacaciones... Y he visto los dos casos en personas cercanas, pero lo menos que se desea de un compañero de vida es que se desenvuelva con cierta soltura económica. No que nos llenen una piscina con dinero, pero al menos que inviten a comer en día de pago.
Una mujer como yo, con una crianza atípica, está incluso muy dispuesta a gastarle a un man (no dejo que se les vaya la mano gastándome porque así sienten que poseen derechos sobre mí y no es cierto, aun en el caso de que mucho los ame) pero se puede llegar a hartar con un "bolsillipelado", porque no hay cuerpo que aguante tanto, porque en las relaciones igualitarias ambos deberían poner, o al menos eso pienso yo.
Ítem más: Una (y "uno" imagino que los hombres también) valora la posesión de dinero por motivos adicionales a su valor intrínseco, el primero de los cuales es el tiempo.
El dinero cuesta ganarselo, y para eso hay que invertirle tiempo y esfuerzo... A veces mucho: cuando un hombre te regala un ramo de flores, te está dando el X tiempo y esfuerzo que les costó conseguir ese valor. Cuando yo me meto a la cocina a prepararle golosinas a mi pareja le estoy regalando el tiempo que podría invertir en hacer freelance y ganar para comprarme un anillo de diamante. O al menos una malteada.
Otro indicador que se mide con el dinero son los planes de vida. A mi no me serviría que un tipo me llevara una vez al mes al más costoso restaurante si los otros 29 días me va a tocar darle hasta lo de los buses: eso me demostraría que además de ser un pésimo administrador, no ahorra ni piensa en el futuro. Ni siquiera el cercano; Conocí el caso de una amiga a la que el marido (si, fue tan bruta de casarse con semejante ejemplar) la invitó un día a la mejor cena y al mejor motel y al día siguiente ella descubrió que el man le había sacado lo del sueldo del mes de la mesa de noche y la había deslumbrado... con su propia plata. Y a tomar aguapanela los otros 29 días. Yo lo mato.
Y finalmente, como dice la autora del post... El amor puede mucho, pero mucho de lo que puede se consigue con el prosaico dinero, así que... Y si, yo podría rumbearme* a un desempleado, pero puede estar seguro que nunca encontrará mis zapatos debajo de su cama. Es más, que se sienta feliz si le gasto una tercera vez.
Y eso no me convierte en una zorra interesada, solo en una mujer sensata.
*O sea, darle besitos sin compromiso.