Felisa soñaba con vivir en una nube.
En algún momento, mientras descansaba recostada sobre la hierba, junto al mantel de cuadros rojos y blancos del picnic, miro hacia el cielo. Y lo pensó:
"Qué cómodo sería vivir en una nube!"
Para ella, inocente aún, las nubes eran de algodón de dulce, pero por sus estudios sabía que también eran agua: por tanto tenía aseguradas comida y bebida. A ella le tenían sin cuidado zarandajas como proteínas o minerales. Algo dulce y bebida eran suficientes.
Además, sabía que en su nube podría viajar de manera cómoda, aunque poco le importaba el asunto del control. Su nube nutricia, además, se desplazaría solo con lo que su mente deseara.
Su suavidad algodonosa auguraba además una cama confortable e incluso armas defensivas pues Felisa creía que toda nube tenía una inagotable provisión de rayos en la parte de abajito... de donde los había visto salir...
Además, sabía que en su nube podría viajar de manera cómoda, aunque poco le importaba el asunto del control. Su nube nutricia, además, se desplazaría solo con lo que su mente deseara.
Su suavidad algodonosa auguraba además una cama confortable e incluso armas defensivas pues Felisa creía que toda nube tenía una inagotable provisión de rayos en la parte de abajito... de donde los había visto salir...
Nunca se le ocurrió pensar qué haría si su nube se atravesaba a un sol brillante o si se desgajaba en lluvia, o si se ponía tan fría que granizaba....
Ella solo, recostada en el hierba, junto al picnic, soñaba...
Ella solo, recostada en el hierba, junto al picnic, soñaba...
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