Gemas Ocultas

Obtener una gema no es tan sencillo... lo primero que se debe hacer, es por supuesto, descubrirla.

Después, con mucho amor y paciencia, deberías arrancársela a la roca a fuerza de halagos, para separarlas... y acercarlas a ti...

Después hay que quitarles la partes que sobran, hay que empezar a pulirlas...

Y eso requiere tiempo, paciencia, habilidad...

una serie de cosas que si las sumamos, equivalen, casi, al amor...

Esto, poco a poco da sus frutos... 

y vemos aparecer el brillo, el esplendor...

La belleza...

 

Obtenemos así una joya, 

La Joya

la que sentimos que debemos atesorar, porque tenerla, llevarla al punto donde está ahora fue una gran inversión...

 Las relaciones con los seres humanos son así: son joyas que debemos ir develando poco a poco.. y cuando por fin las tenemos en su estado ideal, es mucha nuestra alegría.

También hay ocasiones en que las joyas son tantas que pesan en nuestro cuello y debemos cederlas o dejarlas de lado...

Y así, como joyeros locos andamos siempre en busca de más y mejores joyas para nuestra cajita...

y a veces en la vida estamos tan ocupados buscándolas, puliéndolas, reteniéndolas... 

que olvidamos la más importante de todas...

Hay un dicho muy antiguo "plata llama plata" y aunque se refiere al dinero (en sus inicios era "metal atrae metal" y al hacer referencia a la "plata" hablaban realmente de metal de símbolo químico Ag) y a veces olvidamos que también somos joyas... 

Y entonces nos dejamos llenar de polvo, nosotros mismos opacamos nuestro brillo, así que no debería extrañarnos que las otras joyas rehuyan nuestra compañía (¿quien quiere como compañero un diamante polvoso?), porque las joyas gustan también de la luz y el brillo...

Entonces, se juntan con quienes irradian como ellas, y se alejan de aquellos que brillan poco...

Por ello, debemos recordar que somos joyas y cuidar nuestro propio brillo, para no perder las joyas que tanta paciencia, cuidado, esfuerzo... amor... nos ha costado conseguir...