La Mujer de Lot, Estatua de Sal, en Sodoma, Israel |
No porque se hubiera vuelto una estatua de sal, Lot abandonó a la fisgona de su mujer en las afueras de Sodoma y Gomorra. Todo lo contrario: con el esmero que pudo, la llevo a cuestas hasta su hogar, y allí le destinó un lugar privilegiado en la cocina.
Dicen que cuando una pareja descendiente de la mujer de Lot contrae matrimonio, los recién casados adquieren el derecho de pellizcar la estatua y sazonar sus comidas con esa sal de ligero sabor a fuego, azufre y pecado.
El efecto afrodisíaco, aseguran, es incomparable.
Gabriel Pabón Villamizar
Lo único que necesitan saber de crítica literaria respecto a este cuento es que es genial. Y ya. :D
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