Recarga de Energía

Hay, supongo yo, dos tipos de personas a nivel de energía. 
Unos son  terribles, son lo que se diría "vampiros de energía"; son esas personas a las que les preguntas "Cómo estás?" y contestan invariablemente "Bien por no preocuparlo" o peor aún, siempre están mal. Siempre se quejan de su trabajo, de su vida, del mundo, de que no tienen dinero, de que, de que, de que....
Y te deprimen y vuelven trizas... 
Y también me pasa a veces cuando tengo que estar con ciertas personas que... no sé cómo decirlo, quizás que me han herido tan profundamente, porque profundamente las amé; Me pasó por ejemplo con la Abeja Reina.
Debo alejarme para no estallar en gritos con todo lo que siento.
Pero afortunadamente, ese no es el tema de este post.
Más bien quiero hablar de esas personas que me recargan las baterías.
* Pequeña aclaración que debería ser innecesaria, pero toca: No significa que mis otros amigos no sean importantes, es solo que este par de personajes tienen ese efecto especifico en mi.
Digamos que en este momento puedo decir que tengo a dos, eso me hace muy afortunada (hay gente que no tiene a nadie...) y aunque no nos vemos con mucha frecuencia, saber que están ahí y puedo correr a verles resulta tranquilizador.
Son muy diferentes entre si, pero los dos (ambos son varones) adorables.
***
Con uno de ellos me veo dos o tres veces al año (cada quien tiene sus ocupaciones y además, vivimos bastante lejos) y básicamente caminamos y comemos. Me lee lo que escribe (y creo que escribe muy bien, por cierto), nos tomamos de la mano y... No sé, no puedo explicarlo, pero estar con él me deja una sonrisa que dura días enteros.
Él es una persona modesta (una vez le dije que era imposible de satisfacer, curiosamente por ser bastante sencillo) no busca aparentar, creerse más. Solo quiere ser. Y es. 
Es muy talentoso (también dibuja y hace animaciones), es atractivo (aunque las fotos no le hacen justicia) y tiene unos ojos bellísimos.
De entre las muchas cosas que me gustan, están sus manos: son grandes, son cálidas, tienen las huellas de su trabajo: de las flores, del lápiz, del mouse...
También  me gusta como viste: descomplicado, sencillo. Amo hundirme en sus chaquetas, que son perfectas para él. Hace mucho que no lo veo con sombrero que también le queda regio.
Es inteligente (pienso que muchísimo, más de lo que él se considera) y creo que tiene una inmensa capacidad de querer, de modo que me siento afortunada por recibir una parte de lo que él tiene para dar.
En un mundo donde todos quieren aparentar más, poseer más, ser más que los demás, apabullar y pasar por encima de otros... él es un oasis de paz y de tranquilidad.
Con él hablamos de películas, de comida, de animaciones, de recetas... Muy raras veces hablamos de mi trabajo, aunque me encanta preguntar por el de él, por ese mundo tan diferente de mi predecible microcosmos de oficina.
Él es el único de todos mis amigos (Literal, el único) con el que nunca he tenido una pelea o una discusión.
Él es una de las pocas personas (sacando por suspuesto a mi familia) a las que no me cuesta recibirles cosas y es quien ha acertado con algunos de los regalos que más me han gustado.
Él es uno de mis amigos más antiguos (llevamos más de 10 años de amistad) y día a día me siento muy afortunada de tenerle en mi vida, así sea solo por facebook.
***
Calabacita, podría decir, es mi amigo más reciente, pues nos conocemos hace solo un par de meses. 
Es, por ejemplo, el único de mis amigos que tiene acceso a mi instagram, (que abrí, la verdad, solo por aprender a usarlo) porque ajá, a nadie le interesan mis fotos de plantas y flores. A él si, porque las plantas se le dan bien y es experto cuidando orquídeas. Es la única persona a quien he regalado plantas de mi pequeño vivero. El vivero es tema para otro post.
Calabacita me prepara café, me regala galletas y me comenta sobre las delicias culinarias que tiene. Trabaja en una tienda naturista que está muy cerca de mi trabajo y aunque podría ir a verle a diario, temo que lo sature y lo fastidie, como me ha pasado con otras personas. Tiene una boca mucho más sucia que yo (créanme, eso es mucho) y un amplio surtido de groserías y maldiciones.
Calabacita es la segunda persona que conozco que legalmente se ha cambiado el nombre y le llamo de esa manera por su nickname de internet.
Es jovencisimo (no tiene aun 22 años) y  diferencia de la gran mayoría de mis amigos cercanos está en lo que podríamos decir, una situación económica acomodada, pero sin embargo no es nada engreído.
Con Calabacita jamás tocamos el tema de mi trabajo (algo que me estresa y preocupa bastante) hablamos más bien de idiomas,  plantas mágicas (fueron las plantas nuestro tema común),  libros,  comestibles y bebestibles 
Esos son mis amigos de energía. 
Me siento afortunada por tenerles en mi vida.
Ahora que lo pienso hay tres o quizás más tipos de personas, pero quería hablar de ellos dos. 

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