Un vida idílica...

Obvio, para ti Steven, porque ¿para quién mas?
En un universo lejano, en un mundo paralelo, nos conocimos antes de tener pareja.
Borré al perro. Obvio
Y fue tal la irresistible atracción (y tu persuasión, un poco más libre de dolor y prejuicios) que decidimos hacer una vida juntos.
En esa vida (por descontado) hay un gato.
Hay dos niños, Juan Román y Juliana, que aprenden de mi la magia que ofrece la lectura, de ti la belleza y utilidad de las matemáticas y de ambos una mente abierta en la música y en la cocina.
Nos da por dedicar parte de los sábados a cultivar tres macetas de hierbas aromáticas y matas inútiles que tenemos solo por el placer de embarrarnos las manos, y mientras en la tarde te trasnochas haciendo diseños yo haría los almuerzos de la semana y fabricaría collares.
Lo domingos salimos un rato, más que nada a ver corretear a los niños, mientras devoro un algodón de dulce (y después necesito litros de agua para pasarlo, pero no me les resisto). Después, un par de películas aptas para todo público y mientras los niños organizan sus útiles y uniformes, tu harías más diseños, porque siempre hay mucho que hacer ahí.
A veces te demorarías más de la cuenta haciéndolos y después de dormir a los niños (cada niño en su habitación) me metería desnuda a esperarte en la cama.
Te acostarías tan tarde (y tan cercana a la hora de volver a despertar) que finalmente no haríamos nada, pero te abrazarías a mi cuerpo y con un beso caerías rendido hasta que la suave melodía de mi despertador (sabes que odio despertar con ruido) me sacaría de la cama.
Jugo de naranja por todo desayuno y despachar a los polluelos al colegio con una lonchera llena de cosas de comer y sacaríamos nuestros almuerzos de la nevera (ni soñar que se cocinara todos los días... cuando viví sola aprendí a hacer platillos congelados) junto a dos o tres snacks saludables (manzanas, galletas de canela, un beso) y a correr al trabajo.
Quizás sacaríamos algo de tiempo para chatear desde el trabajo mientras vuelves a tratar de convencerme que debería usar la bici como medio de transporte, como haces tú, que llegas el primero a casa, así que recoges a los polluelos del cole (en jornada completa y ayuda de tareas por las tardes).
Cuando al fín llego, cabreada con el transporte público de esta ciudad caótica, me esperas con un café y un sandwich, que comemos todos mientras los polluelos piden ayuda con tareas complicadas o nos cuentan sus hazañas escolares.
De nuevo te trasnocharías haciendo diseños, así que a riesgo de maltratar la economía familiar (y después de dejar a los chicos acostados en sus respectivas habitaciones y con la puerta cerrada) me pongo una bata sin nada debajo y me siento en tus rodillas, dejando que se abra y te distraiga del trabajo....
Así logro que al menos un día te metas temprano en cama...

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