De nuevo estamos cerca.
Tan cerca como hace mucho no lo estábamos.
Tan cerca que solo con desearlo puedo ir hasta vos y abrazarte.
Tan cerca que incluso a veces sos vos quien se acerca hasta mi.
Y pienso.
Y suspiro.
Y recuerdo.
Y dan vueltas en mi mente todos los momentos que vivimos...
las caminatas... esas nocturnas caminatas en donde compartíamos un pedazo de nuestras vidas...
Los besos... esos besos contados y siempre breves...
La comida... comíamos juntos mientras reíamos y nos mirábamos a los ojos...
Los sueños... Tu lo sabes, yo llegué a construir sueños con vos...
El chat... hablábamos por msn y gtalk cuando viví fuera de la ciudad y conversar contigo era uno de los cables que me mantenían con vida y amarrada a la realidad...
Con todos esos recuerdos construí un frágil mosaico que se puede resumir en que llegué a perder la cabeza por vos.
También a veces recuerdo la parte mala que tenés, la parte mala que demostraste conmigo.
Lo admito, fuiste mucho menos canalla que otros en mi vida, pero nada insoportable, intolerable, imperdonable.
Pero que me causó dolor. Y lágrimas.
Obvio que jugar ya no una relación triangular, sino cuadrangular (cada uno manejando a su pareja y fuera de eso, manejándonos el uno al otro...) fue demasiado, pero eso no minimiza el dolor. El dolor de esa despedida.
Ambos tuvimos la oportunidad de construir algo pero esa oportunidad se disipó tiempo hace ya.
Y no tengo certeza de desear revivirlo...
Pero pienso...
Y en mis pensamientos hay recuerdos, ilusiones rotas y desteñidas, fantasías (muchas!) y algo del presente que estamos compartiendo...
cuando volvemos a estar...
Cerca.
Más Cerca...
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