El Rey de la Buena Energía

Conocí a una persona muy especial. Se llama Mackenzie.
Esta es Tara, la Elefanta
Mackenzie trabajó conmigo como diseñador gráfico y era un hombre mayor, con luenga barba y alta pipa... que en serio, en serio, había estudiado en la india con gurús y todo y era una de las personas más tranquilas y relajadas que he conocido.
Él nunca hablaba mal de nadie y nunca perdía la paciencia.
Nos conocimos trabajando para el mismísimo satán: una señora capaz de despedir a un empleado por estar enfermo (murió poco después, por cierto), de gritar improperios hacia tu trabajo delante de todos tus compañeros, de hacerle un altar a un dictador, que tenía dos empleadas cuyo único oficio era llevarle el café (literalmente, la seguían por toda la empresa con el café, la fruta o lo que estuviera bebiendo/comiendo) y la chaqueta. Ah! y espiar todo lo que pasaba en la empresa para contarselo mientras lamían la suela de sus botas.
A pesar de todo eso, duré varios años trabajando para ella, apretando los dientos porque era el único modo de pagarme los estudios y en medio de todo aquel infierno, estaba mackenzie con su envidiable tranquilidad recordándome que todo era pasajero y que las personas que más odias es porque reflejan lo peor de tu personalidad. Así que lo mejor es observarlas y aprender de ellas.
Él me dio uno de los más interesantes consejos que me han dado en la vida (debería hacer un post de ellos, que han sido pocos pero invaluables)
"No puedes desearle el mal a nadie, porque el karma te lo devolverá multiplicado. Si no deseas verla más, desea que le vaya tan bien que se aparte de tu camino y nunca más te la tropieces"
Creedme, era duro pensar en que a alguien tan mala persona se le debiera desear algo bueno, pero Mackenzie me forzaba a que pensara en sus cosas positivas, como que vestía bien, que tenía buen ojo para fichar a personas talentosas y que era una mujer que había nadado con tiburones empresariales y había ganado.
Con el paso del tiempo terminé la universidad y me fui de la empresa (se había terminado mi motivación para soportar tal tortura) y después de trabajar en otro sitio, regresé.
Ya para ese momento la estimada señora se había ido a otros rumbos, a vivir feliz y nunca más tropezar en mi camino.
Mucho tiempo después apliqué ese consejo cuando decidí apartarme del camino de la Abeja Reina. Siempre deseé que fuera muy feliz, pero lejos de mi (lo fue tanto que ahora vive contenta al otro extremo del continente).Mackenzie, que además me llevó a comer al primer restaurante vegetariano de mi vida (y la comida de veras me gustó), me regaló el elefante de la imagen, de quien decidimos que sería una elefanta, a quien llamé "Tārā" porque en algún sitio leí que significaba "Princesa" aunque después sabría que en realidad era una diosa hindú, que concede sabiduría, protección y sanación y que su nombre en realidad significa Estrella.
Rara vez permití que mis bbs jugaran con Tara, porque me parecía valiosa y me recordaba al buen MackenzieAl rey de la buena energía.

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