Líbrame de las cadenas de tu ternura, amor mío. No me ofrezcas más el vino de tus besos.
Este vapor de pesado incienso oprime mi corazón.
Abre las puertas y deja paso a la luz de la mañana.
Estoy perdido en ti, envuelto en los pliegues de tus caricias.
Sálvame de tus sortilegios, devuélveme la virilidad.
Te ofreceré,
entonces, un corazón libre
Y pues, la canción que me hizo pensar en ese poema, después de muchos años (aunque me gusta más una versión modificada - la primera que leí- que hizo mi hermano, cuando era un adolescente, para un amor que ya no importa)
"Un Ratito" - Andrés Cepeda
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