El título del post es por esta canción:
Sweet Sayonara:
No estoy segura de que sea la canción adecuada porque voy a hablar de venganza.
Dulce Venganza.
Dulce Venganza.
Me gustaría decir que soy una persona bondadosa y dulce, pero tampoco es que me pase de pendeja, y aunque creo en la ley del karma ("la vida sola se equilibra" dice Santiago Cruz) efectivamente, un par de veces me he vengado de quien me haya hecho daño.
Relataré una de esas ocasiones:
Hace ya años, tuve un novio, que hacía parte de las fuerzas armadas de mi país y era oriundo de un pueblo pequeño, entre otros inconvenientes menores.
El asunto fue complicado: yo trabajaba en el casino* del lugar donde él trabajaba como guía canino. Es decir, dejaba "estacionado" su perro pastor alemán (cuyo nombre no logro recordar) a la entrada y luego procedía a consumir su comida, donde me encontraba casi siempre (si no estaba en la parte de atrás lavando platos, labor que curiosamente me encantaba) y aprovechaba para lanzarme risas coquetas y miradas.
El asunto es que también lo hacía con una de mis compañeras (quien atendía mientras yo lavaba los platos), aspirante a "amiguis" mía.
Después de una largo "tira y afloja" resultamos saliendo un poco en serio y en esas duramos quizá un par de meses; En tanto y de una forma extraña, ya que no lo dijimos ni nos pusimos de acuerdo, mi compañera-amiguis y yo dejamos de frecuentarnos y nos alejamos.
Refería su profesión y procedencia como inconvenientes, que si bien al principio fueron menores, después se incrementaron: por su profesión era machista y sobrador y por su procedencia, sus ideas sobre lo que debían hacer, decir, pensar y actuar las mujeres eran simplistas y muy poco adecuadas a una chica independiente como yo era.
En este estado de cosas, casualmente, tuve que presentar una entrevista de trabajo (que será tema para otro post) cerca al sitio donde mi mencionada amiga vivía, y mi madre (que me acompañaba) insistió (ignorante de los hechos) en que la visitáramos, y después de pensarlo, cedí.
Cedí porque me puse a pensar "Y... bueno, este hombre está es conmigo, ¿no? entonces yo no debería guardarle rencor a ella porque también le estuvieran coqueteando..."
Y a la casa le llegamos.
Después de los besitos de rigor, ella le insistió a mi madre para que me dejara quedar a merendar en casa, a lo que accedió... y nos dejó solas para hablar de nuestros asuntos.
O "Nuestro Asunto" para ser más precisas.
Porque si, en esa conversación supe que el asunto era nuestro.
Al tiempo que se acostaba conmigo, ya estaba saliendo con ella.
Creo que para él fue difícil de manejar que no "me hiciera del rogar" para pasar por la cama (típico pensamiento machista y pueblerino) y que además mostrara insospechado entusiasmo en la faena (Por ejemplo: hubo una vez en que habiendo terminado la sesión, cuando se dio la vuelta para dormir, empecé la besarle la espalda y se levantó de la cama mirándome espantado, como si se le hubiera aparecido Satan en ligueros o algo así...) fue poco más o menos, aterrador.
(pequeño paréntesis: traumas sin fin me causó esa actitud, pero eso es largo de explicar)
Así las cosas, yo entusiasmada empecé a contarle a la amiguis lo de este hombre (omití la parte de la cama: eso no era asunto suyo) y ella me escuchó con paciencia ejemplar y después me soltó la bomba: también ella estaba saliendo con él... lo que pasa es que ella si sabía que este personaje estaba saliendo conmigo (lo que no sabía era que ya, poco más o menos, nosotros éramos pareja)...
Yo, magnánima, le dije que si quería arreglábamos las cosas para que ella siguiera con él (a mi no me interesa seguir con un tipejo que me hace semejante jugada) y que yo hablaría con él, pero ella, revanchista, dijo que no, que este hombre no se podía tampoco ir de rositas y que todo tan tranquilo... Así que cogió el teléfono y lo llamó, melosa (mientras yo escuchaba por la extensión poniendo cara de convidado de piedra) para proponerle salir el fin de semana.
Mientras ellos salían ese domingo (el fin último de ella era que él la invitara al apartamento que compartía con sus roomates, también de las armadas) yo me armé de mis arreos de batalla y tempranamente fui al lugar convenido... encontrándome con su mejor amigo (que con él habría algo que contar y que quizás mencione en otro post) que, aterrado, hizo hasta lo imposible para sacarme de la casa antes de que el joven en cuestión apareciera con su nueva conquista, (Fernando, se llamaba) porque era un tipo leal y por supuesto, iba a encubrir a su amigo como fuera... Con lo que no contaba (el futuro ex-novio) es que también yo me había ganado la lealtad de Fernando y le puse las cartas sobre la mesa:
- Te prometo no armar una escena, solo quiero dejar las cosas claras, porque no es justo que este tipo me la esté jugando así (y también a ella, por cierto).
Y el pobre cedió, así que me senté en la cama del futuro ex a esperar que aparecieran.
Imaginen el susto del tipo cuando timbra en su casa y quien le abre la puerta soy yo.. que encima, abrazo a su nueva conquista y le digo que tengo mucho que contarle...
Lástima, yo estaba de espaldas a él, porque hubiera dado un trozo de hígado por ver su faz demudada. Cuando lo vi, solo quedaba una intensa palidez, pero ya había controlado su expresión.
Después me encerré un rato con él en su habitación y le dije que me parecía el colmo lo que me había hecho (yo me había portado lealmente con él, pese a tener a Fernando ahí... es un tema largo, que quizás, contaré en otro post) y que ahí le dejaba su oxígeno.
Como es de esperar, la mala del paseo salí siendo yo, el tipo rajó de mi a gusto y ahí se quedó con su niña...
Que ella me hubiera "robado" el novio, realmente no afectó mucho nuestra relación (la rata era él, al menos a mis ojos) pero...
Unos meses más tarde, celebró su cumpleaños con una super fiesta en su casa (con novio a bordo, por supuesto) y donde, al día siguiente fue a recogerme mi hermano...
Ay qué gusto tan malsano me dio cuando me enteré que ella le había puesto los cuernos a su flamante novio (llevaban dos meses) con mi hermano... Pero eso si terminó con nuestra amistad, porque, a esas alturas, yo ya sabía el ella no era trigo limpio, cosa que efectivamente demostró cuando, dos meses después (y demostrando una increíble regularidad) le puso los cuernos a mi hermanito, rompiéndole el corazón.
Hice muchas cosas y sacrificios por este tipo, desde resistirme a las ganas que le tenía a Fernando, hasta caminar 20 kilómetros para ir a su casa, porque no tenía ni para el transporte público, entre otras cosas.
Al final si fue un Sweet Sayonara, yo no le guardo rencor (que es muy diferente a que no recuerde para toda mi vida la que me hizo: no solo me adorna la cabeza sino que encima denigra de mi: antes salí a deberle) y, la vida misma se la cobró (que los cuernos de la damita le debieron pesar y más si tuvo la inteligencia de compararle conmigo) así que, yo diría, quedamos empatados.
Y eso es todo, al menos sobre este tema.
Cedí porque me puse a pensar "Y... bueno, este hombre está es conmigo, ¿no? entonces yo no debería guardarle rencor a ella porque también le estuvieran coqueteando..."
Y a la casa le llegamos.
Después de los besitos de rigor, ella le insistió a mi madre para que me dejara quedar a merendar en casa, a lo que accedió... y nos dejó solas para hablar de nuestros asuntos.
O "Nuestro Asunto" para ser más precisas.
Porque si, en esa conversación supe que el asunto era nuestro.
Al tiempo que se acostaba conmigo, ya estaba saliendo con ella.
Creo que para él fue difícil de manejar que no "me hiciera del rogar" para pasar por la cama (típico pensamiento machista y pueblerino) y que además mostrara insospechado entusiasmo en la faena (Por ejemplo: hubo una vez en que habiendo terminado la sesión, cuando se dio la vuelta para dormir, empecé la besarle la espalda y se levantó de la cama mirándome espantado, como si se le hubiera aparecido Satan en ligueros o algo así...) fue poco más o menos, aterrador.
(pequeño paréntesis: traumas sin fin me causó esa actitud, pero eso es largo de explicar)
Así las cosas, yo entusiasmada empecé a contarle a la amiguis lo de este hombre (omití la parte de la cama: eso no era asunto suyo) y ella me escuchó con paciencia ejemplar y después me soltó la bomba: también ella estaba saliendo con él... lo que pasa es que ella si sabía que este personaje estaba saliendo conmigo (lo que no sabía era que ya, poco más o menos, nosotros éramos pareja)...
Yo, magnánima, le dije que si quería arreglábamos las cosas para que ella siguiera con él (a mi no me interesa seguir con un tipejo que me hace semejante jugada) y que yo hablaría con él, pero ella, revanchista, dijo que no, que este hombre no se podía tampoco ir de rositas y que todo tan tranquilo... Así que cogió el teléfono y lo llamó, melosa (mientras yo escuchaba por la extensión poniendo cara de convidado de piedra) para proponerle salir el fin de semana.
Mientras ellos salían ese domingo (el fin último de ella era que él la invitara al apartamento que compartía con sus roomates, también de las armadas) yo me armé de mis arreos de batalla y tempranamente fui al lugar convenido... encontrándome con su mejor amigo (que con él habría algo que contar y que quizás mencione en otro post) que, aterrado, hizo hasta lo imposible para sacarme de la casa antes de que el joven en cuestión apareciera con su nueva conquista, (Fernando, se llamaba) porque era un tipo leal y por supuesto, iba a encubrir a su amigo como fuera... Con lo que no contaba (el futuro ex-novio) es que también yo me había ganado la lealtad de Fernando y le puse las cartas sobre la mesa:
- Te prometo no armar una escena, solo quiero dejar las cosas claras, porque no es justo que este tipo me la esté jugando así (y también a ella, por cierto).
Y el pobre cedió, así que me senté en la cama del futuro ex a esperar que aparecieran.
Imaginen el susto del tipo cuando timbra en su casa y quien le abre la puerta soy yo.. que encima, abrazo a su nueva conquista y le digo que tengo mucho que contarle...
Lástima, yo estaba de espaldas a él, porque hubiera dado un trozo de hígado por ver su faz demudada. Cuando lo vi, solo quedaba una intensa palidez, pero ya había controlado su expresión.
Después me encerré un rato con él en su habitación y le dije que me parecía el colmo lo que me había hecho (yo me había portado lealmente con él, pese a tener a Fernando ahí... es un tema largo, que quizás, contaré en otro post) y que ahí le dejaba su oxígeno.
Como es de esperar, la mala del paseo salí siendo yo, el tipo rajó de mi a gusto y ahí se quedó con su niña...
Que ella me hubiera "robado" el novio, realmente no afectó mucho nuestra relación (la rata era él, al menos a mis ojos) pero...
Unos meses más tarde, celebró su cumpleaños con una super fiesta en su casa (con novio a bordo, por supuesto) y donde, al día siguiente fue a recogerme mi hermano...
Ay qué gusto tan malsano me dio cuando me enteré que ella le había puesto los cuernos a su flamante novio (llevaban dos meses) con mi hermano... Pero eso si terminó con nuestra amistad, porque, a esas alturas, yo ya sabía el ella no era trigo limpio, cosa que efectivamente demostró cuando, dos meses después (y demostrando una increíble regularidad) le puso los cuernos a mi hermanito, rompiéndole el corazón.
Hice muchas cosas y sacrificios por este tipo, desde resistirme a las ganas que le tenía a Fernando, hasta caminar 20 kilómetros para ir a su casa, porque no tenía ni para el transporte público, entre otras cosas.
Al final si fue un Sweet Sayonara, yo no le guardo rencor (que es muy diferente a que no recuerde para toda mi vida la que me hizo: no solo me adorna la cabeza sino que encima denigra de mi: antes salí a deberle) y, la vida misma se la cobró (que los cuernos de la damita le debieron pesar y más si tuvo la inteligencia de compararle conmigo) así que, yo diría, quedamos empatados.
Y eso es todo, al menos sobre este tema.
*Acá se le llama también "casino" al restaurante de los edificios de las fuerzas armadas, como batallones o campamentos. vaya usted a saber por qué
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