Un adios

(Es lo último que diré sobre esta persona -también lo único que ponga aquí sobre ella-. Quienes tuvieron su oportunidad de preguntarme al respecto, la perdieron, están ocupados viviendo sus propias vidas y eso es comprensible, como lo será también que no les conteste preguntas al respecto.)
***
A veces te extraño.
Extraño cuando reíamos y hacíamos planes.
Cuando recién nos conocíamos y la felicidad navideña nos arrastraba a reír por todo y a comer golosinas prohibidas. 
Cuando la vida era más sencilla.
Estuve contigo en algunos de tus malos, creo, los peores momentos. Era recurrente preguntarte si habías comido porque sabía que ni para eso te alcanzaba el dinero, si te ibas caminando de tu casa a la mía para buscar un sitio temporal de acogida.
No estuve 100% contigo, no te lleve a vivir conmigo ni nada por el estilo (eso era pedirme mucho), pero estaba pendiente de ti, te daba pequeños trabajos (me preocupaba tu orgullo, de creer que todo era pura caridad), cuando te robaron después de visitarme, saqué de mi dinero y te repuse el móvil...
Incluso yo fui quien te dio el apodo que hoy te enorgulleces de usar.
Nos conocimos de modo casual y para decir la verdad, cuando me conociste no te caí muy bien, pero con el paso el tiempo fuimos descubriendo gustos comunes (como What da faq, repartir comida, la música...) y te cobré afecto. Es fácil hacerlo, tienes un no se qué magnético que hace que mucha gente se sienta bien a tu lado.
También tenías montones de detractoras (si, casi todas mujeres, pero había hombres también) pero yo, con la sordera que tanto daño me hace a veces, ignoré muchos de los maliciosos comentarios y censuras que sobre ti se hacían.
Continué introduciéndote en mi mundo, presentándote a una de mis amigas, con la que surgió la idea de crear una empresa,  y nuestras relaciones se llenaron de sueños e ilusiones... Aunque justo en ese momento tu vida personal se puso peor, la crisis se hizo más grave (ni siquiera tu propia familia te quería a su lado: todos te dieron la espalda)  y ella, mi amiga, sí te llevó a vivir a su casa: te dio techo, comida, una cama, mimos, cigarrillos y licor, comprensión... Pero muy poco tiempo después, esa asociación se disolvió, por problemas que no tengo claros, entre otros, porque sé que cada una me dio su propia versión de los hechos y no coincidían sino en muy pocas cosas.
Siguió tu mala racha y cuando en mi sitio de trabajo se abrió una modesta oportunidad laboral, te invité a venir...
Pero las cosas salieron mal, al menos para mi, terriblemente mal.
Una vez leí un cuento de una chica que no sabía si casarse o no con su amante, y un día se fuga a pasar un tiempo con él en un pueblo cercano y al tenerlo cerca, durante tanto tiempo, descubrió que....
"Sólo que, hay que pedirle a cada uno lo que puede dar... Mi error consistió en pedirle 24 horas... ¡Qué, mucho más, toda una existencia!"

Marcel Prevost - Cartas de Mujeres
A veces pienso eso, que mi error fue traerte tanto hacia mi vida, tenerte junto a mi la mayor parte de mi tiempo (sabido es que uno pasa más tiempo en la oficina que en su casa, más en esta ciudad enorme y caótica) y de ese modo descubrir lo peor que tienes... Y que prefiero no describir aquí, salvo para decir que tuve que sufrir oyéndote denigrar, hablar mal y ventilar los secretos de la única persona que no te volvió la espalda en tu crisis (mi amiga), que me trataras como el polvo que pisaban tus zapatos (a veces ni siquiera me dabas los buenos días), que hablaras mal de mí con conocidos y con desconocidos, que descalificaras mis iniciativas y te robaras mis ideas y que trataras de poner en mi contra a los amigos comunes... lentamente se me cayó la venda, te vi con nuevos ojos y me pregunté cómo no me dí cuenta antes...
Y para empeorar las cosas, cuando volviste a caer en desgracia (que la ley del karma es inexorable), tener que soportar de que nuevo me buscaras, que quisieras estar conmigo, como si nada hubiera pasado, que quisieras arreglar lo irreparable...
Ya no puede ser.
Me lastimaste profundamente y aunque no te deseo mal, sé que no quiero que hagas parte de mi vida, ni hacer parte de la tuya.
El último paso que me quedaba (después de cerrarte el paso en mis redes sociales) era alejarme de ti, y es lo que ahora hago.
Deseo que seas feliz, pero que lo seas lejos de mi.
Y creo que esto es todo.

2 Bienvenidos sus comentarios. Y sin captcha:

  1. Sé lo que un adiós significa. Pero es mejor, mil veces mejor, alejarse de una persona cuando a uno se le cae la venda de los ojos y se da cuenta que lo que los demás decían era verdad. Y es preferible saber la verdad, por más dolorosa que sea, que engañarse con mentiras: esas duelen peor.

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  2. Eso no elimina el dolor, pero es el primer paso para vivir mejor.

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