Hoy lo pensé.
No me tomaré un frasco de pastillas, ni medio frasco de insecticida, ni tres gotas de cianuro. Si muero, no pienso mover un dedo para ayudarme.
Isabel Allende decía de uno de sus personajes que veía la muerte como:
...Un estado superior de pereza, en el cual no tendría que mover la sangre en sus venas o el aire en sus pulmones, el descanso sería total, no pensar, no sentir, no ser...
Quizás es algo similar.
Esta mañana llegué demasiado temprano al sitio al que iba, y me senté en un despejado de una zona de oficinas. Pero oficinas finas, de esas estrato mil y muy caras, así que tiene hasta parque interno, con fuente -apagada- y un pequeño bosquecito.
Y en el bosque, árboles.
Y pájaros.
En las ciudades de hoy día, con su polución y exceso de habitantes, no hay espacio para árboles y menos aún para pájaros.
Por las fechas, deben estar en plena ebullición primaveral, y por eso volaban...
Creo que en los preliminares del cortejo, hacían piruetas por el aire, mientras cantaban...
Si mal no estoy, la especie humana es el único animal donde la hembra debe atraer el macho...
Estoy tan aburrida...
Tan agotada...
De nada...
Ningún motivo en especial... y todos, quizás...
Algo de aburrimiento vital...
Y pensé en la muerte, la muerte como lo dice Allende, no tener que seguir haciendo el esfuerzo de vivir...
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