Metal Gear IIII - The Fear

Hay un Juego que me gusta particularmente, y es Metal Gear. Hace tiempo que no le pongo un dedo encima, pero esta serie de escritos tiene que ver, como siempre con corazones rotos (el mio y el de otros), porque me impresionó recordar y pensar como algunos personajes, especificamente los "jefes" podrian adecuarse a algunas situaciones de mi existir...

The Fear

Antes de empezar con esta historia, me permitiré poner un fragmento del libro "el amor en los Tiempos del cólera":
"fue la verdadera mujer de su vida, aunque ni él ni ella lo supieron nunca, ni nunca hicieron el amor"
Esa frase creo que resume lo que, al menos para mi, él fue en mi vida: ese amor perfecto e idealizado, que solo con un poco más de esfuerzo habría podido ser. Habríamos sido la pareja perfecta. Pero quizás no era el momento. Y ya.

Nota aclaratoria:

Hace mucho tiempo, un chico se enamoró de una niña. El luchó contra todo (empezando por  las burlas de sus amigos que decían que un varón de secundaria no podía ser novio de una chica de primaria) para estar con ella y lo logró. Tuvieron un tiempo de felicidad juntos hasta que ella tuvo un grave accidente automovilístico. Quedó malherida y cuando él fue a verla al hospital, la tomó de la mano y le dijo que luchara, que debía vivir para que pudieran estar juntos y cumplir todos sus sueños. Sosteniendo sus manos con fuerza ella le dijo que estaba cansada, que no se sentía bien, que deseaba descansar...
Él insistió y ella con un sonrisa, se lo prometió.
Murió poco tiempo después sin salir del hospital.
Él nunca se lo perdonó.

A él lo conocí, cómo no, en el colegio.
Iba unos grados por delante de mí y resultó ser amigo de quien después sería mi mejor amiga.
Lo que más llamaba la atención de él -aunque era guapísimo- era su mirada: un par de ojos verdes intensísimos. Era difícil sostenerle la mirada. A veces lo stalkeo en FB y en las fotos, siento lo mismo. Lo mismito.
Empezamos como tantas historias en mi vida, como un par de buenos amigos... un par de buenos amigos que se gustaban mucho.
Eramos un par de niños, y por tanto eso de salir y conocerse se limitaba a uno que otro momento de descanso, pero nos gustaba hablar y caminar juntos. De vez en cuando jugar basquetball.
Yo sabía que le gustaba
Él sabía que me gustaba.
Sin embargo se cuadró con varias de mis amigas.
Conmigo no, nunca. 
Aunque le pusimos cuernos juntos a todas (si, todas) sus novias, excepto a la última. Con la que resultó casado ¿casualidad?
Siempre hubo un problema entre los dos: desde que me conoció el quedó pasmado por mi físico y no por lo hermosa, sino porque según él "eres la viva imagen de....". Si. De la novia que se le murió.
A su lado pasé una de las mayores vergüenzas de mi vida, cuando una de las monjitas nos encontró besuqueándonos como unos desesperados en la biblioteca del colegio.
Como no podía dejar de ser, él tiene su canción, la canción que él me dedicó, la que siempre le hacía pensar en mí:
Gilberto Santarosa - "Conciencia"

Como todos los hombres de mi vida, tiene sus agravios contra mí, uno de ellos el que nunca hubiera ido a visitarle mientras prestaba servicio militar... No sé de donde sacó que una niña menor de edad y sin dinero se iba a largar de la ciudad a verlo (porque además le tocó bien lejos...). Además en ese año tuve un amorío con otro chico y a él eso le pareció delito de lesa majestad... aunque nunca tuvo los cojones para pedirme que fuera su pareja. Siempre salgo a deber.
A pesar de eso, mientras él así lo quiso, yo giraba como una polilla alrededor de su llama: salimos juntos a bailar, a caminar, al parque... Fue el primer tipo con el que empecé a gastarme el dinero, recuerdo que una vez, para celebrar su cumpleaños le hice un pic-nic con un cupcake (en esa época eso era una rareza), jugo de manzana y alguna chuchería más... Recuerdo con nitidez su cara, el lugar....
Un momento especial fue para un cumpleaños mío (hacía ya varios años que había salido del colegio), mi mejor amiga me lo trajo de regalo sorpresa... Me llegaron a la casa con él, flores y pastel. Enloquecí de la felicidad. Verlo me ponía feliz. Me hacía delirar.
Hubo otra canción en esta historia (si volviera a hablar de él en este espacio, lo etiquetaría como "Gilberto Santarosa" pero no creo que lo haga de nuevo) la que yo le dediqué a él, para justificar que lo llamara, lo buscara, lo ansiara....

Gilberto Santarosa - "Sin Voluntad"

....Cuando él supo que la canción era esta, dijo que era mutuo: con novia y todo me buscaba, no podía dejar de buscarme....
A pesar de la letra de esta canción, ya adulta (fue una ¿relación? que duró muchos años.... más de 5, en que le adornamos la cabeza a todas sus novias y yo no anduve con nadie... por él) llegó el momento en que los encuentros furtivos en parques y plazas para tomarnos de la mano y agotarnos en besos (por el fragmento del texto al inicio se sobreentiende que nunca nos acostamos) me colmaron la copa y una de esas veces esquivé sus labios. Por eso esa última novia no tuvo cuernos (al menos no míos, aunque casi que pongo las manos al fuego por él, siempre fue un hombre muy formal) y fue la última vez que nos vimos en ese plan... Digamos que ahí "terminamos".
El siguió su vida, yo la mía... alguna vez volvimos a salir y en medio del nerviosismo me pidió que no lo volviera a buscar: yo era un fantasma del pasado (no solo el que compartimos juntos, también el de aquella niña muerta) que podría arruinar su vida "no puedo soportar estar cerca de ti, me pone loco el deseo de besarte y yo tengo un compromiso...."
Él me causó una herida que al día de hoy no sana: soy una persona a quien el contacto físico conforta y tranquiliza y que una persona que yo quiera mucho -como su caso era- me lo rehuya o rechace me descompone de inmediato. 
Y el sentía miedo, mucho miedo de tocarme. Incluso de darme la mano.
Me puso frenética el día que me rechazó un abrazo.
Esto ha causado algunos dramas en mi vida.
Me hice pues el propósito de no volver a buscarlo, pero para su mala suerte, resultó trabajando en el banco donde almaceno mi dinero, así que algunas veces más tuvo que verme.... claro que con un escritorio de por medio y miles ojos en nosotros, el asunto del control se simplificaba.
Rechazó cualquier intento de amistad (me cerró el FB, nunca aceptó invitaciones a fiestas de amigos comunes y cosas así ..) cosa que me daba rabia, porque daba por descontado que si el no se podía controlar, mucho menos yo, frágil mujer.
Sostengo lo que dije en boca de Gabo: Creo que él era el hombre de mi vida y yo la de la suya, que estando juntos hubiéramos podido mover montañas y crear universos.... (para volver a vivir esa comunión casi perfecta con otra persona debieron pasar años en mi vida) pero era difícil luchar contra un fantasma... Y contra sus miedos (y ni hablemos de los míos...).
Y eso es todo. 
Solo otra historia de amor triste.

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