Amenicé mi camino de regreso imaginando cómo tus manos suaves me acariciarían lentamente (si no tuvieras las ataduras sentimentales que tienes, claro está), de qué manera me irías desnudando pieza a pieza, lentamente, como quien desenvuelve un caramelo, cómo las yemas de mis dedos encenderían caminos de fuego, de lava ardiente suavizada con mi lengua en tu piel, intocada por el sol, cómo mis labios en los tuyos iniciarían los besos suaves, dulces, casi imperceptibles, hasta ahogarnos en la marejada de la pasión compartida, en el rítmico movimiento, en las palabras susurradas y en los suspiros entrecortados, en cómo mi cuerpo podría darte tanto amor que no podrías prescindir de mí...
Y llegué a mi casa, me empeloté a toda prisa, me puse mi pijama y me metí en la cama, carajo, que estoy tan cansada que ya el cuerpo no me da ni para fantasear con vos.
Este trabajo me tiene frita.
La imagen se llama "ensueño" y es del fotógrafo chileno Alberto Lazo |
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