Últimamente me he puesto a pensar en mis ex.
Y en cómo, cuando la relación termina, ya no seguimos siendo amigos.
Haciendo cuentas, ninguno, ni uno solo de mis ex, tiene contacto ahora conmigo.
Personas como Jova tienen motivos para no desear estar conmigo.
Personas como Adrián o mi ex (el último), no merecen siquiera ser mis amigos...
A veces soy yo quien no desea saber de ellos y en ocasiones son ellos los que no desean seguir conmigo.
He tratado de hacer las cuentas y entre novios y relaciones informales no estoy cierta de los porcentajes entre dejadores y dejada que soy. Y creo un poco como Colin, que de mi se han hartado más pronto que lo opuesto.
Terminar relaciones, solo recuerdo haberlo hecho en dos ocasiones, una porque el tipo solo quería pasarme por su cama (y como no se lo concedí perdió todo interés en mi... lo único que lamento es que se quedó con un par de libros míos) y la otra...porque el muy imbécil me estaba engañando.
Y sin embargo... agradezco que esas personas hayan pasado por mi vida.
Nunca estuve en una relación tóxica, con un hombre que socavara mi autoestima o me maltratara... lo único fue... no quererme. No valorarme lo suficiente para que valiera la pena invertir su esfuerzo, sus sentimientos en mí.
Y eso, por supuesto, fue doloroso, como casi toda lección (también la alegría y el amor enseñan aunque uno tiende a aprender mejor a porrazos), pero aquí estoy. Con un corazón frágil y a punto de romperse se nuevo, pero que aún siente, aún late.
Envidio a esas civilizadas parejas que pueden ser amigos de sus ex (como Docx, ante quien me quito el sombrero). Habría podido ser amiga de algunos de los míos... los que precisamente no desean volver a saber nada de mí. Algo debo estar haciendo mal.
Y no se sabe cuánto dura el juego del amor...
Menos aun cuando eres un player two al que están dejando convertir en un single player...
Y sin embargo... agradezco que esas personas hayan pasado por mi vida.
Nunca estuve en una relación tóxica, con un hombre que socavara mi autoestima o me maltratara... lo único fue... no quererme. No valorarme lo suficiente para que valiera la pena invertir su esfuerzo, sus sentimientos en mí.
Y eso, por supuesto, fue doloroso, como casi toda lección (también la alegría y el amor enseñan aunque uno tiende a aprender mejor a porrazos), pero aquí estoy. Con un corazón frágil y a punto de romperse se nuevo, pero que aún siente, aún late.
Envidio a esas civilizadas parejas que pueden ser amigos de sus ex (como Docx, ante quien me quito el sombrero). Habría podido ser amiga de algunos de los míos... los que precisamente no desean volver a saber nada de mí. Algo debo estar haciendo mal.
Y no se sabe cuánto dura el juego del amor...
Menos aun cuando eres un player two al que están dejando convertir en un single player...
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