Después de la alegría
Después de la plenitud
Después del amor
Viene la soledad.
Conforme, pero
¿qué vendrá después
de la soledad?
(La Soledad, Mario Benedetti)
A veces me siento sola.
Y no es un estado que desconozca del todo, la soledad y yo somos viejas conocidas, buenas amigas, incluso.
Y no tiene nada que ver con el afecto que me rodea, pues ya lo decía Ana Frank:
"Una persona puede sentirse sola aunque mucha gente la quiera"
Y entonces empiezo a hacer más cosas sola, cosas que nunca creí, como ir ver una película o comer.
Estar solo no es necesariamente estar triste, también se puede estar acompañado y desolado, sin embargo al estar solo si golpean más fuerte, la soledad y también la tristeza.
A veces me aferro a tu pecho para no sentirme sola, pero al final, como dice Benedetti, después de todo...
¿Y es posible que dos soledades se hagan compañía?
Y cuando uno lleva una larga relación, pasar de ahí a la soledad es difícil y solo en esta clase de momentos se da uno cuenta de cuán dependiente se ha vuelto...
Tengo una soledad tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto
Si vivieras conmigo, igual debería dormir sola, porque tú, pequeño adicto al trabajo, no te acuestas sino cuando la primera luz del nuevo día rasga el horizonte.
Hay que amarse mucho para que la soledad no te aterre y quieras salir corriendo a refugiarte de ella en los brazos de amigos, en camas mercenarias, en el trabajo sin fin, en infinitas vueltas sin sentido...
Hay que aprender a negociar, a convivir con ella, porque la soledad, es, finalmente, nuestra única compañía verdadera.
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