Es víspera de año nuevo.
Cada cambio de época trae rituales que buscan mejorar las posibilidades de bienestar para el año que entra. Desde los que buscan abundancia y prosperidad hasta los que desean asegurarse amor y ventura.
Los hay de todos los gustos, desde bañarse (y con champaña!) unos minutos antes de la medianoche, hasta salir al trote por las calles de tu barrio cargado de maletas.
Por tanto, describirlos todos acá sería cosa de nunca a acabar así que me limitaré a los que he practicado alguna vez:
El asunto de la ropa interior:
La tradición dice que es importante estrenar ropa interior ese día, y que debe ser de color amarillo (para invocar la buena suerte) o roja (para traer amor y pasión).
La ropa interior amarilla fue obligatoria en mi familia mientras vivió mi madre, porque una de mis tías la compraba al por mayor para asegurar que todos en la familia (compraba grandes cantidades de pantys -para las chicas- y boxers -para los varones- y no hacía distingos de edad) tuviera esa ansiada buena suerte.
Es gracioso que el primer año que no seguí esa tradición (mi madre había muerto) mi actual pareja apareciera en mi vida.
Sin embargo los rituales me parecen cosas adorables, por lo que este año no me resistí y compré un juego.
Ya sabremos si dentro de un año surtieron el efecto deseado... Le tengo fé especial al los rojos, especialmente si los uso con el consabido liguero... (que no está de más darle un empujoncito a la suerte, eh!)
Empezar el año con dinero:
El papel moneda es el satisfactor universal, ya que permite obtener los bienes o servicios que sean necesarios, por lo que una cosa es decir "prosperidad" y otra "tener dinero".
De este modo, cómo no, siempre he seguido el más clásico de los rituales para que nunca falte el dinero en el año nuevo -y que por cierto nunca me ha fallado... no nado en la opulencia, pero no ando mal de plata, sino por muy cortos periodos de tiempo-.
Este ritual consiste en que la medianoche te agarre con dinero en los bolsillos, de ser posible, de la más alta denominación existente, lo que me queda fácil, porque "la más alta denominación" no es muy alta en este país, y porque siempre me cuido de tener este tipo de billetes para estas fechas.
Adicionalmente, me aseguro de tener dinero en la cuenta de ahorros y en la alcancía.
Si este ritual fuera infalible, yo estaría blindada por todos los costados.
Hojas de Calendario:
Soy de esos personajes que no solo se confían del calendario de cumpleaños del FB y aunque no soy tan importante como para llevar agenda, lo cierto es que me gusta planear las cosas por hacer.
Y para eso, nada mejor que un calendario del año. En papel.
Yo me hago el mío todos los principios de año y para sentirme aun más virtuosa, lo imprimo en papel reciclado (como la ven, ah?) y lo pego en la puerta de mi armario, donde lo veo cada mañana... Así no saco excusas pendejas como "es que ¿una semana? no podemos planear una cita con taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaanta anticipación.... Yo si puedo.
Cada 31 de diciembre apenas pasadita la medianoche, cambio la hoja de diciembre del año terminado y pongo la del año nuevo (eso si paso en casa, sino, lo hago el primero con toda tranquilidad...) y empiezo a planear mi año.
Los hay de todos los gustos, desde bañarse (y con champaña!) unos minutos antes de la medianoche, hasta salir al trote por las calles de tu barrio cargado de maletas.
Por tanto, describirlos todos acá sería cosa de nunca a acabar así que me limitaré a los que he practicado alguna vez:
Confieso que esta combinación me encanta, me hace pensar en el fuego: Rojo y amarillo. |
La tradición dice que es importante estrenar ropa interior ese día, y que debe ser de color amarillo (para invocar la buena suerte) o roja (para traer amor y pasión).
La ropa interior amarilla fue obligatoria en mi familia mientras vivió mi madre, porque una de mis tías la compraba al por mayor para asegurar que todos en la familia (compraba grandes cantidades de pantys -para las chicas- y boxers -para los varones- y no hacía distingos de edad) tuviera esa ansiada buena suerte.
Es gracioso que el primer año que no seguí esa tradición (mi madre había muerto) mi actual pareja apareciera en mi vida.
Sin embargo los rituales me parecen cosas adorables, por lo que este año no me resistí y compré un juego.
Ya sabremos si dentro de un año surtieron el efecto deseado... Le tengo fé especial al los rojos, especialmente si los uso con el consabido liguero... (que no está de más darle un empujoncito a la suerte, eh!)
Empezar el año con dinero:
Fruto del ahorro de varios años, cofre pirata con dinero |
De este modo, cómo no, siempre he seguido el más clásico de los rituales para que nunca falte el dinero en el año nuevo -y que por cierto nunca me ha fallado... no nado en la opulencia, pero no ando mal de plata, sino por muy cortos periodos de tiempo-.
Este ritual consiste en que la medianoche te agarre con dinero en los bolsillos, de ser posible, de la más alta denominación existente, lo que me queda fácil, porque "la más alta denominación" no es muy alta en este país, y porque siempre me cuido de tener este tipo de billetes para estas fechas.
Adicionalmente, me aseguro de tener dinero en la cuenta de ahorros y en la alcancía.
Si este ritual fuera infalible, yo estaría blindada por todos los costados.
Hojas de Calendario:
La última hojita de este año |
Y para eso, nada mejor que un calendario del año. En papel.
Yo me hago el mío todos los principios de año y para sentirme aun más virtuosa, lo imprimo en papel reciclado (como la ven, ah?) y lo pego en la puerta de mi armario, donde lo veo cada mañana... Así no saco excusas pendejas como "es que ¿una semana? no podemos planear una cita con taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaanta anticipación.... Yo si puedo.
Cada 31 de diciembre apenas pasadita la medianoche, cambio la hoja de diciembre del año terminado y pongo la del año nuevo (eso si paso en casa, sino, lo hago el primero con toda tranquilidad...) y empiezo a planear mi año.
La cama:
Que si tengo raras manías eso ya lo sé, y entre ellas está cambiar mi cama el día 31 de diciembre.
Que si no estreno ropa y eso me importa poco, pero mi cama inicia el año reluciente: no solo le cambio las sábanas, sino que tengo que dejarlas lavadas ese mismo día (si viajo, lo hago antes para que el 31 coja la cama limpia) y bueno.
Este año estuvo mejor porque desde el año pasado (si, el 2011) me regalaron un juego de sábanas que estaba sin estrenar y este año me dieron el cobertor. Como quien dice... el primero de enero del 2013 me cogerá en una camita casi que nueva.
Las uvas de la media noche:
Uno de los agüeros más conocido es comer 12 uvas a la medianoche mientras se piden doce deseos, uno por cada mes del año.
Yo ni me como solo 12 ni es con las 12 campanadas (que reloj de campanas no hay en mi casa, escasamente el "ti-ti-ti" del celular...), pero me gusta tener uvas en mi casa en estas fechas.
Busco uvas moradas y verdes y las dejo sobre la mesa, en un plato.
No siempre pienso en los deseos, pero como casi durante toda la noche lo cual significa que aunque no se cumplan mis deseos, al menos me aseguro una buena digestión la noche del año nuevo :P.
La cena de la noche:
En mi casa estas fechas de navidad y fin de año se resumen con el verbo comer.
Por eso en mi casa la comida de esta noche reviste importancia especial, en mi casa se hace natilla, se hacen buñuelos (si no la misma noche, al día siguiente para el desayunito) y se hace algo especial.
Como este año somos pocos, decidimos hacer una lasagna sencilla (de la que quizás ponga después la receta...) natilla y pan con mantequilla de ajo. Los buñuelos quedaron para mañana, que no es el hecho esclavizase hoy, oiga.
Creo que eso es todo por el momento. Estos son los rituales para recibir al nuevo año que yo practico y que espero que rindan fruto en este nuevo 2013.
Digan si no están adorables las ovejas? |
Que si no estreno ropa y eso me importa poco, pero mi cama inicia el año reluciente: no solo le cambio las sábanas, sino que tengo que dejarlas lavadas ese mismo día (si viajo, lo hago antes para que el 31 coja la cama limpia) y bueno.
Este año estuvo mejor porque desde el año pasado (si, el 2011) me regalaron un juego de sábanas que estaba sin estrenar y este año me dieron el cobertor. Como quien dice... el primero de enero del 2013 me cogerá en una camita casi que nueva.
Coloridas y deliciosas uvitas |
Las uvas de la media noche:
Uno de los agüeros más conocido es comer 12 uvas a la medianoche mientras se piden doce deseos, uno por cada mes del año.
Yo ni me como solo 12 ni es con las 12 campanadas (que reloj de campanas no hay en mi casa, escasamente el "ti-ti-ti" del celular...), pero me gusta tener uvas en mi casa en estas fechas.
Busco uvas moradas y verdes y las dejo sobre la mesa, en un plato.
No siempre pienso en los deseos, pero como casi durante toda la noche lo cual significa que aunque no se cumplan mis deseos, al menos me aseguro una buena digestión la noche del año nuevo :P.
La cena de la noche:
A que les da envidia :P |
Por eso en mi casa la comida de esta noche reviste importancia especial, en mi casa se hace natilla, se hacen buñuelos (si no la misma noche, al día siguiente para el desayunito) y se hace algo especial.
Como este año somos pocos, decidimos hacer una lasagna sencilla (de la que quizás ponga después la receta...) natilla y pan con mantequilla de ajo. Los buñuelos quedaron para mañana, que no es el hecho esclavizase hoy, oiga.
Creo que eso es todo por el momento. Estos son los rituales para recibir al nuevo año que yo practico y que espero que rindan fruto en este nuevo 2013.