A tí, diciembre mágico

Es curioso cómo las cosas se terminaron.

Se terminó el romance entre nosotros, por mutua decisión, cumplida a rajatabla, y sin dolor, después de lo que describí a un amigo como "un beso cinematográfico".
Y sin embargo seguimos siendo un par de personas que se quieren entrañablemente, que en cierto modo siempre están ahí el uno para el otro, que se apoyan y se consultan, que juegan juntas y salen de vez en cuando. Incluso (y esto no deja de ser curioso) mantenemos el mismo código de comunicación, privado. Donde solo los dos sabemos que significan determinadas expresiones. Éste emoticón, por ejemplo. o "< >". 
Mentiría si dijera que nunca (en ocasiones muy contadas... pero sobretodo cuando me siento especialmente triste y deseo lastimarme mas) pienso en tí, que nunca pienso en un "y podría ser", que nunca abro esas cosas escritas con la letra y la intención de los dos, atadas con una cinta negra y guardadas en uno de los tantos sitios secretos de mi vida...
Pero estás ahí. Con la firmeza de una persona reflexiva (y me gustaría saber si a veces, solo a veces, tu piensas en mi y en lo que pasó entre los dos), tu buen humor, tu indudable sensatez...
En cierto modo lo he superado por completo, pero es que ya han pasado casi tres años de aquella aventura, y me pregunto ¿por qué no fue más difícil de superar? Y recuerdo uno de los últimos capítulos que he visto de una de mis (escasas) series favoritas de TV, cuando la mejor amiga de la protagonista describe una relación romántica del pasado de otra persona (y curiosamente ella vive una similar) diciendo "es una relación casta" "si, casta es bueno" y tal vez, (solo tal vez) fue esa la piedra de toque de nuestra relación.
Cruzar esa línea invisible nos hubiera llevado por otros derroteros... siempre será más fácil olvidar el sabor de un beso que el de esa piel desnuda, la fuerza de un abrazo que el peso de un cuerpo, una palabra halagadora que el timbre exacto de un gemido... 
Lo único (al menos conmigo) que ha demostrado tener perdurabilidad es el olor de ciertos perfumes... Y (especialmente) la música.
Tu no usas perfume ( yo he dejado de usarlo últimamente) ¡pero la música!. Siempre está ahí. Para recordarte. Para recordarme cuánto te quise. Cuánto te quiero. Cuánto te voy a querer siempre. Por qué, por nuestro mutuo deseo, por nuestra castidad, podrás contar conmigo. Siempre. Para estar ahí y animarte.
¿Qué mas puedo decir...?

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