El arrendador del local de mi madrastrica ha tenido un coma diabético y ahora está, cual vegetal, en una cama de hospital. Y con toda la plata que tiene su familia no puede echarle guante, ni siquiera para atenderlo.
Dice ella "Ole, uno debería dejar toda esa info -las claves de los bancos y eso- a mano, para casos de emergencia"
Hablábamos con mi mejor amigo de testamentos.
Pensé que yo tengo mucho testamento que hacer, según él.
Bueno, no tengo seguro de vida, pero tengo algunos ahorros (y no solo es la alcancía llena de moneditas que tengo en mi biblioteca) y tengo mi cuenta bancaria, que le sería de mucha ayuda a mi familia por si muero, o peor aun, si me enfermo y necesitan gastar más de lo que cubre mi seguro.
Además de eso tengo recuerdos sentimentales, y escritos, incluidos estos, que no desearía cayeran en manos inadecuadas. Eso ya lo tengo solucionado, pues para eso tengo mi albacea Literario, y será él quien se encargue de no aumentar aun mas mi museo de la vergüenza escrita, así que él tendrá la clave de todas mis redes sociales (Face, Twit, Blogger, Gmail y MSN) en un sobre en el cajón de en medio de mi mesa de noche. Ahí estará también el sobre con mis claves bancarias y un resumido informe de cuánto tengo y en dónde.
Posiblemente incluya una cartita para él, diciéndole cuán importante ha sido en mi vida y poniéndolo en el fastidioso encargo de repartir algunas cosillas.
Si my friend, al menos no te haré cantar... :D
Y mis libros... realmente no sé que haría yo con tanto libro y tanto chiro.
Ni con mis muñecas, que deseaba dejárselas a mis hijas, que a este paso no tendré.
Sencillamente dejaré el sobre con las instrucciones y el resto... al viento.
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